viernes, 17 de agosto de 2018

Crónicas del verano: El Show


Fue una de esas noches sin plan alguno. De pasada, sobre una pared en la entrada del comedor, estaban anunciados los espectáculos de la semana. Ese sábado actuaba SCAPE, una  pareja que realizaba un sohw con apariencia humorística al estilo de Tricicle.

Decidimos ir y tomarnos la copa (un gintónic, de todo incluido) viendo su actuación. Hay que decir que el salón del hotel (el de animación para los clientes, pues disponía de otro más espacioso y formal para eventos y celebraciones) está en la primera planta y tienen los techos bajos, esto le priva de espectacularidad y lo hace incómodo -especialmente para quienes actúan-. Nos acomodamos en unas butacas con mesita y nos entretuvimos con el programa de animación que Yoanna (Yoyo, para los conocidos) dirigía acompañada de Ismael (?) vestido de payaso. Enternecido, se me saltaban las lágrimas ante la maña y el arte de la animadora para con los niños,  que disfrutaban y participaban sin complejos. Después anunciaron el incio del "Show".

Con una dinámica circense la pareja de artistas fue desglosando su programa en un ambiente distendido, permitiéndose a veces pequeños errores ya que los números eran realmente difíciles. Desde malabares con cinco y seis mazas, equilibrios en mesas inestables, balanceos con rodillos, estabilidad con múltiples platos giratorios... A veces solicitaban la participación de algún espectador para realizar sencillos trucos dejándoselo muy fácil. Uno de ellos era especialista en malabares y creaba vistosos números con bolos luminosos, mientras el otro, experto en equilibrios, ejecutaba sus números dentro de la apretura del samwich suelo-techo, con mínimo margen y muchas veces teniendo que encogerse o, directamente, "pisar" el techo. Para los peques habían diseñado un espectáculo con túneles flexibles que aparentaban la forma de un gusano con cinco extremidades. Era una visión tan "extraterrestre" que algunos niños huyeron asustados, mientras que otros se lo pasaban genial con los sustos y acercamientos del "monstruo".

Sorprendidos, pasamos la actuación embobados con el trabajo de los artistas. Todo un show circense en un ohtels (perdón "hotel") familiar. Quizá lejos de la espectacularidad de la carpa y de la magia del circo; en un ambiente mucho más humilde y vulgar; pero con la misma maestría y las ganas de resultar familiares y entrañables.

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