lunes, 26 de abril de 2021

Sobre ascos

 


Asco es la denominación de la emoción de fuerte desagrado y disgusto hacia algo, como determinados alimentos, excrementos, materiales orgánicos podridos o sus olores, que nos produce la necesidad de expulsar violentamente el contenido del estómago a través de la boca.

Veamos unas cuantas situaciones que producen "asco" y que realmente son inmotivadas:

Mi decisión de reciclar los pañuelos, tisúes, etc, que he tirado a la papelera y que reutilizo cuando están secos.
Situada bajo mi escritorio, y en periodos de exagerada mucosidad (hablando en plata: "cuando estoy de mocos hasta las orejas") voy usando decenas de pañuelos de papel que, al cabo de unas horas vuelven a estar secos. Llega un momento en que comienzo a reciclarlos. ¿Que asco? Analicemos el caso sin prejuicios ni escrúpulos previos. ¿Acaso sería más higiénico guardar los pañuelos usados una o dos veces y mojados en el bolsillo y usarlos después -húmedos aún- y después de estar encerrados en un minúsculo espacio en vez de al aire libre, en la papelera? Piénsalo.

El hecho de escupir en un vaso y beberte después el contenido.  ¿Realmente es asqueroso? Si acaso es un acto inútil, pero ¿asqueroso? Al fin y al cabo no es muy diferente de acercarte un vaso a los labios y beber cuatro o cinco veces que es lo habitual cuando lo llenamos. 

El usar papel higiénico para sonarse los mocos. Realmente quién sienta reparos por eso, es que no ha tenido una verdadera urgencia moquera. Creo que algunos tienen demasiada imaginación y no se centran en que, en realidad, es un simple pañuelo enrollado. Pero para muchas obsesiones apenas hay remedios.

La infundada aprensión a reciclar cabezas y restos del marisco consumidos por los comensales para realizar un buen caldo de marisco. Puedo garantizar que hacen un buen caldo y que, a quienes lo he servido -sin explicarles el origen, por precaución- les ha gustado.  Al fin y al cabo se hierven y cuelan. ¿No aceptamos acaso que se pisen las uvas con los pies (cuya limpieza no nos detenemos a comprobar) y nos bebemos el vino pagándolo carísimo incluso carísimo si es del bueno? La fermentación (como el hervido, acaba con cualquier germen; sin embargo aceptamos esto para el vino y no para nuestro caldo. ¡A saber lo que hacen algunas marisquerías para dar sabor a sus ricas paellas!

¡Qué tal una taza del café más caro del mundo? ¿Una auténtica delicatesen recogida entre la mierda? 

Se trata del cotizadísimo Kopi Luwak  un café, producido mayoritariamente en Indonesia, que tiene como peculiaridad que se obtiene moliendo los granos de café extraídos de las deposiciones de un animal, la civeta (llamada Luwak en el idioma local). Su precio astronómico (el coste medio de un kilo de esta variedad está en unos 900 euros) se explica por su escasez (apenas un total de unos 500 kilos al año). Parece ser que los luwak, tienen la habilidad de elegir los frutos del café cuando están en su mejor momento de madurez y así van comiendo solamente los que están en su punto. Después, las encimas del aparato digestivo del Luwak, interaccionan con el café, produciendo el efecto de eliminar una gran parte de su amargor, por lo que el café resulta bastante dulzón sin necesidad de añadirle azúcar, y mantiene un gran aroma y sabor a café intenso.¿Os acordáis de aquel dicho que oímos en nuestra niñez: "Si la mierda valiera dinero, los pobres nacerían sin culo"?)

¿Y el delicioso sabor de los tomates "ecológicos", de las lechugas de huerto, de las hortalizas del pueblo? Seguramente sabrás que la mayor parte del secreto es el abonado, para lo cual hacen falta muchos kilos de excrementos y restos en descomposición. Ya lo decía mi tío: 
"Cava hondo, echa basura, 
y cágate en los libros de agricultura" 

El secreto de un buen vino: mear en él.  ¿Conocéis la genial película china "Sorgo rojo" de Zhang Yimou? En ella cuentan la historia de Jiu’er una joven que, tras enviudar de un anciano enfermo, se hace cargo se la destilería de licor de sorgo de su difunto marido. Un día Yu,su amante, bebe hasta emborracharse y orina en el licor de sorgo. Para sorpresa de todos, el licor se vuelve delicioso y el negocio florece. Podemos sentir todos los ascos del mundo, pero aquel vino se lo rifaban. 

Así que hagamos "de tripas corazón". El resultado muchas veces merece la pena. 

domingo, 25 de abril de 2021

Fe de erratas

Me gusta, a eso de las 12 de la noche, descargar la edición digital de EL PAÍS y leer casi en la vigilia las noticias del día siguiente. Disfruto del pequeño privilegio de conocer con antelación lo que la mayoría de los lectores (en prensa escrita) leerán ante sus cafés varias horas más tarde. No siempre lo consigo. Hay días en que las saturación de noticias en la redacción, o las expectativas de una noticia de última hora, posponen hasta muy tarde la edición digital y no lanzan el ejemplar on line hasta que se resuelve el asunto. O quizá haya supervisores más concienzudos que se toman más tiempo... Lo suelo intentar a partir de las 12:00 (alguna vez incluso está antes y ha habido veces que ya estaba en la red a las 11:30), pero muchas veces, a las 123:30 aún no está en línea y acabo dormido, conformándome con leerlo al día siguiente, como la mayoría de los mortales. 
 
El sábado, 24 de abril de 2021, fue uno de esos días en que la edición digital estaba lista a medianoche. Así que bajé mi ejemplar y le eché un vistazo entre las brumas del sueño que ya me asaltan en esas horas. Una noticia llamó mi atención. Uno de los titulares ( a tamaño -size- de por lo menos 30) resumía el fallo del tribunal supremo de Brasil confirmando que el juez Moro fue "imparcial" y en su juicio a Lula y por tanto su fallo (se supone) se mantendría.  Pero, he aquí mi sorpresa, que cuando leo la bajada o subtítulo afirma que el fallo supone una victoria judicial para el expresidente que podrá volver a ser candidato. Puesto que la sentencia de Moro le invalidaba, si fue imparcial, ¿como es posible que le rehabilite en su derecho a la candidatura? La contradición implicaba una errata de las gordas. Y al leer el cuerpo de la noticia lo confirmé ¡Seguro que es por las prisas de la edición digital! -pensé-. Y me emplacé para, al día siguiente, bajar la edición definitiva y comprobar que no me equivocaba yo, sino el periódico...

Aliviado, comprobé que en la edición del día siguiente el error había sido rectificado. Y, personalmente, satisfecho de ser un lector crítico. Al menos esta vez, cacé el gazapo. Pero cada día hay menos que se dan cuenta... Y no es vanagloria, es pena...






domingo, 11 de abril de 2021

El Camino Mendocino ETAPA 1: Guadalajara - Usanos.

Camino Mendocino:  Guadalajara -Usanos

La iglesia de Santiago en Guadalajara está próxima al Palacio del Infantado. Se trata de un templo del s. XIV gótico-mudéjar que antes fue iglesia conventual del monasterio de Santa Clara. Sobre la nave central conserva un original artesonado mudéjar e interesantes pinturas (Capilla gótica de los Dragones).

Pero -ya sea por covid,  ya por escasez de fieles, ya por escasez de tiempo del párroco- está la mayor parte del tiempo cerrada. Cuando me planto ante su fachada me he de conformar con leer el mural explicativo y contemplar su pared de ladrillo y piedra que envuelve una portada clásica en piedra realizada en el s. XVI. Un cartel anuncia que este lunes 5 de abril abrirá a las 20:15 para la Santa Misa de Difuntos. Dejaré su visita (y el sello de la credencial para otro día). Me pierdo, por tanto, la belleza del interior y el saludo a la imagen de Santiago en un lateral del altar mayor.


Son las 8:30 y luce ya un sol espléndido. El tiempo promete ser primaveral (es la época), pero seco. Sobre un banco, en la calle Teniente Figueroa, me ajusto la rodillera; no me fio de como va a responder la rodilla, de ahí que este  primer tramo sea tan corto (unos 15 km.) 
Comienzo allí, con mascarilla naturalmente, mi pequeña peregrinación (con mascarilla puesta naturalmente, aunque espero quitármela en cuanto abandone la ciudad). Paso al lado del Palacio del Infantado y desciendo por la calle Madrid pasando por la iglesia de los Remedios y la Escuela de Magisterio (en la recibimos clase fuera de la pandemia los que cursamos Universidad para Mayores). Continuamos hasta cruzar el río por el nuevo puente (al lado del Puente Árabe) e inmediatamente, cruzamos la carretera y avanzar por la CM-101, Carretera de Humanes, unos 50 m. antes de desviarnos a la izquierda por la CM-1002 que se dirige a Marchamalo salvando por un puente las vías del tren. 
Voy a ser un poco minucioso al describir el trayecto ya, en ciudad, las señales son más difíciles de percibir y los primeros postes (que ya empiezan a aparecer) han sido vandalizados y tienen las placas arrancadas.  Nos encontramos en el polígono Industrial del Henares, es decir, rodeados de naves y talleres. En la primera rotonda, tras el puente, tomamos a la derecha la c. Cristóbal Colón. En la siguiente rotonda tomamos la tercera salida (así lo anunciaría mi GPS), es decir nos desviamos a la izquierda para seguir por la CM-10 y en la segunda bocacalle (calle Guadalajara-Jalisco)  giramos a la derecha y 100 m. después a la izquierda por la calle Livorno. Continuaremos por un carril paralelo a la carretera de Marchamalo (CM´1002) que en poco más de un km. nos conduce hasta la rotonda de entrada a Marchamalo (al frente, tras la rotonda de entrada, nos encontramos el supermercado Ahorramás). Siguiendo la c. Guadalajara llegaremos finalmente a la Plaza Mayor, donde están el Ayuntamiento y la iglesia. 
Realizo una visita breve a la iglesia que está abierta. Media docena de señoras de avanzada edad rezan lo que parece ser un rosario. Me dirijo luego al ayuntamiento donde me sellan la credencial amablemente y me desean buen camino. 

La ruta prosigue por la calle La Iglesia (en un lateral del Ayuntamiento) para incorporarse a la calle Guardia Civil (hacia la carretera de Usanos CM-1002), pero me equivoco y continuo la calle Val, lateral a la Iglesia, hasta el Canal de Henares. Como no hay bien que por mal no venga, esto me sirve para conocer el Salto del Arroyo del Val e informarme un poco sobre esta obra de ingeniería hidráulica. 250 m. más abajo siguiendo el curso del agua me incorporo al trazado de la ruta y continúo hasta la glorieta de intersección entre la carretera de Usanos (C-1002) y Fontanar (C-1008). 

Tras cruzar la rotonda, encontramos al otro lado un tranquilo área recreativa (importante: tiene fuente ¡ y funciona! No encontraremos agua hasta Usanos a 9 km). Por el costado derecho sale el camino a Carracolmenar, y lo seguiremos durante unos dos km. (atentos al puente sobre la R2 al que se accede desviandonos a la derecha a unos 300 m. de la rotonda).

Una vez llegados al otro lado, la soledad me acompaña hasta Usanos. No veré un alma en 9 km. Durante algunos kilómetros se comparte camino con algunas rutas senderistas: Ruta 7 (Carracolmenar  Arroyo del Val) y Ruta 10 (San Cristóbal - Camino de Fontanar). 

Durante unos dos km. el camino asciende suavemente durante unos 2 km. hasta casi alcanzar la carretera C-1002, que dejamos atrás al tomar un desvío a la derecha. En este último tramo aún estamos a tiempo de tomar una bella fotografía de la campiña en torno a Guadalajara que se extiende, toda verde, a nuestras espaldas.

 Nos encontramos ahora en una pista (La antigua carretera de Uceda) que seguiremos durante 4 km. Es un bello pasaje en el que disfrutaremos en solitario de bosques de roble y encinas, jaras en flor y manchas de retama por nuestra izquierda; mientra a la derecha se suceden los campos verdes de cereal.

En un momento dado aparece cruzando el camino ante mí, a unos 50 m, un animal que no logro identificar (inicialmente me pareció un zorro por su larga cola, pero por su perfil diría que se trataba de un hurón o similar). Me quedo quieto y el animal, que me percibe entonces, también. Nos contemplamos durante medio minuto sin movernos. No me atrevo a coger el móvil para hacer una foto por temor a romper la magia del momento.  Luego, tranquilamente, vuelve a internarse en el monte. Esos son los privilegios de una travesía en solitario. Si hubiera ido con alguien, difícilmente habríamos pasado inadvertidos.

Encuentro más tarde una granja a la que rodeo (caballos, cabras, ovejas -una negra, que no podía faltar- y ¡perros, muchos perros! que no cesan de atosigar al caminante desde el otro lado de la alambrada largo rato). Un kilómetro después el camino abandona el arroyo del Val y se va aproximando a la carretera en la que desemboca a la altura de una nave agrícola. Desde ahí, llaneando por la carretera hasta Usanos, al que llegaremos en algo más de un km. En el pueblo, seguimos la calle de la carretera hasta el ayuntamiento. Tengo la esperanza de encontrarlo abierto para que me sellen la credencial (no es el caso, y tampoco está abierto el centro social que hace de bar, por descanso semanal -adiós cerveza-). Mi gozo en un pozo. No me queda otra que esperar a Charo, mi mujer, que vendrá a recogerme un par de horas después en la moderna ermita del Traspaso y la Soledad, que se alza poco después de la salida del pueblo al lado de la carretera por la que accedimos (CM-1002). Allí, tumbado sobre las losetas blandas de caucho y a la sombra del castillete de madera de un parque infantil echo una siestecita bajo los olivos velado por "Ángeles de largas trenzas y corazones de aceite."

Llevo una guía de la ruta, pero -excepto para confirmar alguna duda- no es realmente necesaria. El camino está suficientemente señalizado y los postes indicadores se mantienen intactos a partir de Marchamalo. 

NOTA: El trazado del camino no pasa por esta ermita. Es un apaño para pasar la espera. El rumbo oficial te indica desviarte por la calle Oriente, a la altura del Ayuntamiento, hacia las afueras del pueblo. Allí desde el campo de fútbol comienza el camino hasta Fuentelahiguera.


GALERÍA FOTOGRÁFICA

Fachada de la Iglesia de Santiago, en Guadalajara; comienzo de esta ruta jacobea. Esas pintas tenemos los peregrinos actuales. 


Primera flecha amarilla del camino a la entrada del Polígono Industrial de Henares.

¿Será casualidad que el taller de fundiciones Silva que fabrica las tapas del alcantarillado en Marchamalo tenga una concha peregrina?

El Canal del Henares, a su paso por Marchamalo, a la altura del Salto del Arroyo del Val.


Junto al área recreativa en la salida de Marchamalo (Parque Tormentas) nos indican dos rutas senderistas en los alrededores. Compartimos parte del trazado con ellas.


En la intersección del Camino de Carracolmenar y la pista sobre la antigua carretera de Usanos (junto a la CM-1002) un poste de señalización con el diseño característico de este camino. Durante 4 km. el camino ofrecerá un aspecto similar a este. 

Todo este monte es territorio de caza. Espeso y poblado de encinas y robles. Es un bosque cerrado con abundantes matorrales espinosos.


Comienza a florecer la jara, aunque la mayoría de los capullos duermen aún. En la foto una flor de "jara pringosa" (Cistus ladanifer). También aparece el laurel o estepa (Cistus laurifolius), de flores blancas, algo más pequeñas que las de la jara pringosa, y con hojas notablemente más anchas.

Tras rodear una granja perseguido por perros ladradores, una cerezo en flor despliega su lujuria foral al lado de otros árboles apenas vestidos con minúsculos brotes.



Poco antes de alcanzar la CM-1002, aparecen los campos de colza con su característico color amarillo. 

Un cansado peregrino consulta su móvil... Este tramo acabó: "Charo ven a por mí cuanto antes ¡el bar está cerrado!


sábado, 10 de abril de 2021

El Camino Mendocino ETAPA 3: Viñuelas - Torrelaguna

Camino Mendocino: Viñuelas - Torrelaguna (23,3 km)

Llanura cerealísta con Guadarrama al fondo, poco antes de Cubillo de Uceda. 

Son las 8:30 y estoy aparcando junto a la valla lateral del Centro de Mayores de Viñuelas. Hace frío.  Extraigo de la mochila toda la ropa para estos casos: guantes, gorro, braguero, polar... Como una cebolla me engroso añadiendo capas. Alcanzo la protección justa para soportar el frío (contando con el calor del ejercicio), aunque el este penetra por las holguras. Está previsto un descenso térmico de 10º C. grados a partir de hoy. Menos mal que el sol aparece nítido sobre un cielo despejado.

En cinco minutos estoy bajando por la calle/carretera de Valdenuño buscando las primeras señales de la ruta. Las encuentro a la altura de la calle La Flor. El camino sigue el trazado de la antigua carretera de Viñuelas. Es una pista de tierra, de cuando no había asfalto por la que ahora solo pasan tractores y caminantes ocasionales. De echo, cuando pasa un tractor he de apartarme del camino. Hoy en día llevan unas vertederas enormes que abarcan todo el ancho. Paso sin darme cuenta la encina centenaria del Cubillo que hay al otro lado de la primera curva del camino. Ahora, sobre google maps, la identifico (coordenadas 40.79885, -3.34911) y prosigo por una larga recta de 2,5 km. entre campos de labor. Llegamos entonces a un bosquete de encinas que flanquean el Arrollo del Val. Un poste señalizador nos indica continuar de frente (Me doy cuenta ahora, examinando Maps de Google que el camino de la derecha que sigue inicialmente el arroyo nos llevaría en menos de 1 km. a la carretera y desde allí, en solo otros 2 km. más estaríamos en el pueblo. ¡Ay, si lo hubiera sabido! Resulta que, por no pisar asfalto, se añaden 3 km. más. Cualquiera que eche un vistazo a la complicada línea poligonal que traza la ruta se echaría las manos a la cabeza. Como dice mi hermano Miguel Ángel -veterano peregrino- "Al peregrino, lo peor"). El paisaje, a partir del Arroyo del Val se anima mucho, con bosquetes de encinas y bellas vistas, pero al llegar al cruce posterior al poste geodésico que encontraremos durante un buen rato siempre a nuestra izquierda, nos obligan a dar una vuelta tremenda cuando la carretera ¡Por Dios! está a solo 500 m. (se ven claramente desde allí los coches circulando por ella). El caso es que postes y flechas amarillas te internan por caminos que, aunque verdes y hermosos en esta época del año, te alejan hacia el Arroyo de las Viñas y te obligan a dar un rodeo muy considerable. No sé si merece la pena, realmente. Cubillo es un pueblo que tienes al alcance de la mano cuando lo divisas al frente, pero del que luego nos alejamos hacia la izquierda, para volver a verlo a la derecha, para enfilarlo de frente nuevamente en los últimos 500 m. Los casi 10 km. que dista este trayecto (6,5 km la carretera), medio cojo, se me harían eternos.

Entré en Cubillo por la ermita de la Soledad (entrada bella y reconfortante). La iglesia de la Asunción estaba cerrada (como la mayoría en esta ruta y en estas circunstancias). El ayuntamiento también, pero un empleado de la limpieza de las calles me advirtió, cuando me disponía a marcharme, que el alcalde acababa de llegar en ese momento. Me hacen esperar en la puerta y el empleado baja con el sello que estampa en la misma entrada. Sé que hay un buen bar a la entrada del pueblo (he comido allí una vez  un menú económico), pero no estoy con ganas ni tiempo de acercarme hasta la rotonda adonde llega la carretera desde Viñuelas y en la que los militares han construido un monumento (muy cerca tienen un campo de maniobras los militares)

Prosigo  hasta Uceda abandonando el pueblo por la cuesta del lavadero. Allí, me tomo un respiro junto a su fuente para  quitarme el polar y demás prendas de abrigo. El sol modera ya el frío de la mañana. Es un lugar pintoresco con un gran pilón y algunos elementos decorativos. Desde allí me incorporo a la carretera la cual no dejaré hasta 3 km. Desdeño la alternativa de la ruta de la Braña que se inicia al lado del primer chalet que encontramos (estoy escarmentado de rodeos bonitos). Como es aburrido caminar por el arcén, me paso al otro lado como veo hacer a un pastor con su rebaño. El suelo está mullido y verde, pero el piso es irregular, más dificultoso. Camino, sin saberlo, por zona militar (entiendo ahora por qué el trazado de la ruta evita el paso por el lado derecho de la carretera, que se adivina más amable que el asfalto).  A 1 km, aproximadamente, aparecen los aparcamientos de la zona militar de embarque en helicópteros que el ejército tiene habilitada. Leo los carteles y me doy cuenta de que circulo por zona prohibida. Retorno a la carretera y prosigo la larga recta hasta que, próxima la curva donde comienza la bajada hasta a Uceda, encuentro a la izquierda un poste señalizando el andadero lateral. Lo tomo y me incorporo al mismo. Enseguida se junta con la senda de La Braña, poco antes del punto limpio de Uceda, desde donde parte un  camino que te lleva hasta el pueblo evitando la carretera (menos mal que este acorta, en vez de alargar).

Las señales indican atravesarlo por la parte exterior hasta la iglesia románica de Santa María de la Varga, pero yo decido acercarme hasta la Plaza Mayor, en el centro, donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Varga y el Ayuntamiento. En el ayuntamiento he de esperar pacientemente a que atiendan a las dos personas que hay en el interior, el aforo por covid, restringe las entradas. Media hora para ser atendido y 10 minutos más para el sello. Finalmente la funcionaria me lleva hasta la caseta en madera de información y turismo que está justo enfrente y me sella la credencia con el sello oficial. 

Retorno a la zona norte de la localidad buscando señales que me lleven hasta la iglesia románica. Un enorme pedazo del muralla apenas en pie me da pistas (lo vi antes de apartarme de las ruta señalada). Pregunto a un paisano. El pobre hombre no disimula su apuro. Nervioso camina hasta el centro de la calle para indicarme mientras mueve la boca... Sospecho que habla demasiado bajo y le indico que oigo mal. Un gesto de contrariedad asoma en su cara. Me acerco pese al covid (¡la gente se aparta cuando lo haces!) y me doy cuenta de que ha sido laringectomizado. Le disculpo la explicación agradeciéndole el esfuerzo. Por señas me indica la dirección aproximada a base de preguntas que puede responder con la cabeza y algunos gestos. El hombre se siente apurado: ¡Mira que venirme a preguntar a mí, que casi no puedo hablar, precisamente un sordo! 

La iglesia románica es muy bella y la zona conservada (el ábside) recuerda su buena factura; pero el interior está convertido en cementerio.

Sé que de allí se baja hasta el río por un antiguo camino medieval (en algunos lugares se dice que romano). Este aparece al lado de la ermita, en la esquina de un parque. Me sorprendo con esta bajada. Se trata de un camino empedrado sinuoso que, descendiendo en fuerte pendiente, se va adelgazando hacia el fondo. A poco de comenzar el descenso me doy cuenta de que aún puede apreciarse el empedrado original y le hago unas fotos. El camino después se adelgaza hasta convertirse en una senda que desemboca en la carretera M-128, a pocos metros del puente de hierro sobre el Jarama, límite con la Comunidad de Madrid. 

Las aguas del río que contemplo desde la barandilla azul del puente, caudalosas en esta época del año, se deslizan rápidas y limpias bajo el frondoso paraguas de los árboles de la ribera . Poco después se llega al bucólico paraje de la presa de La Fábrica de Harinas con una cuidada fachada y que hoy día se emplea como Finca para bodas. Pasa por la misma un antiguo canal para fuerza de los molinos que toma sus aguas 300 m. más arriba.
 
Tras dejar este oasis de verdor se vuelve al asfalto hasta entrar en unos dos km. en Torremocha, pueblo largo que se tarda en atravesar. Se pasa al lado de la estructura aparentemente medieval del Pontón de Casa Quemada (en realidad data de 1797) que salvaba el canal de Cabarrús (Canal de riego de la época de Carlos III, ideado y financiado por Francisco Cabarrús, asesor financiero y prestamista del rey).

Una larga travesía me lleva hasta el muy cuidado casco histórico donde está la iglesia de S. Pedro Apostol. Nada mas entrar en el pueblo se aprecia una interesante iniciativa municipal. Cada casa antigua tiene el nombre de su propietaria grabado en una hermosa placa; así tenemos "Casa de la Sra Maxi" "Casa de la Sra Elvira", etc... Durante la travesía se aprecian más de una decena. En el cercano ayuntamiento, siendo ya las 2:15, aún puedo sellar la credencial. Me doy cuenta de que el restaurante La Mansiega, justo enfrente. tiene buena pinta y su menú, por 10 euros, me hace salivar; pero decido continuar hasta Torrelaguna, donde me espera Charo, mi mujer, en alguno de los restaurantes del lugar. No dejo de llevarme un recuerdo de su original fuente de Tinajas junto a la iglesia. Ya ni miro en la Iglesia, voy con prisas y dudo que esté abierta.

Salgo de la localidad por la calle Torrelaguna y a través de campos de labor sin especial interés llego a Torrelaguna en una hora aproximadamente. 

En estas horas el sol está alto y lo que uno quiere es llegar cuanto antes. Con todo me da tiempo para  pensar en el famoso santo nacido en la villa a la que me aproximo. San Isidro Labrador fue un santo zahorí, pocero, taumatúrgico y hacedor de lluvias.(De familia mozárabe se sabe que sus padres se trasladaron a Torrelaguna, donde posiblemente nació, y allí se casó con María Toribia, de la vecina villa de Uceda. Viendo a lo lejos trabajar a los tractores me viene a la cabeza su milagro de los bueyes. El que los bueyes laboren solos mientras el Santo se dedica a piadosos rezos hoy no sería ya motivo de especial asombro. Los dispositivos de google y Elon Musk ya son capaces de conducir de manera autónoma. Basta un GPS, sensores y el software adecuado. No falta mucho para que veamos arar solos a los tractores y, respecto a su capacidad para hacer brotar agua de un peñasco, cualquier pocero podría hacerlo e, incluso desde hace casi un siglo, los cartuchos de dinamita hace volar peñascos enteros liberando caudales atrapados.  

Accedo a la población pasando junto al polideportivo y, desde ahí, pasando el canal del arroyo de Matachivas llego al antiguo Mesón casa Patatas donde me resarzo con unas alubias con matanza y un buen filete con patatas. Creo que hoy no voy a cenar... 
 
He llegado destrozado. Tengo las piernas cansadas y doloridas, la rodilla con molestias y el pie derecho con ampollas desde la salida, pero estoy contento. El cuerpo ha respondido bien (aún podría seguir andando más, aunque con dolores). Pagué la falta de costumbre, pero es un buen precio por el retorno al camino. 


GALERÍA FOTOGRÁFICA


Residencia de Mayores Campiña de Viñuelas. Se puede aparcar en las proximidades.  


Con el perfil de la Sierra de Madrid al fondo, la larga recta que se inicia en Viñuelas y por la que caminaremos durante 3 kilómetros.


La sombra del peregrino. Es de mañana, pista en dirección OE hacia Uceda. Más al fondo Navacerrada. Los campos con los tallos jóvenes correspondientes a la fecha.

Pequeña laguna estacional a medio camino entre Viñuelas y Cubillo de Uceda.

Camino, poco después del vértice geodésico entre Viñuelas y Cubillo. Ahora en dirección a la carretera. 


El trazado se entremezcla con la ruta senderista "Ruta de la Braña" que transcurre entre Cubillo y Uceda. De hecho, la ruta ofrece una alternativa al largo tramo de carretera desde Cubillo por esta ruta (pero son 1-2 km, más y con los desniveles correspondientes)


Junto a la ermita de la Soledad, al entrar en el Cubillo de Uceda, nos sorprenden estas tres cruces. Dolorido como estoy me pongo a cantar sin poderlo remediar "Tengo clavadas tres cruces..." (...por este duro camiiiino...)

Dentro de Cubillo, sobre la pared de la escuela un cartel pintado por los escolares invita a vivir cada momento. un "Carpe diem", muy necesario en estos tiempos de pandemia. "Recuerda cuando el mundo paró, y disfruta al máximo cada día"

Ayuntamiento de Cubillo de Uceda. Tomé la foto mientras subían a buscar el sello para la credencial. 

Agradable rincón a la salida de Cubillo, en el Arroyo del Valle. A la derecha, recortado, el lavadero. 

Cartel anunciador del área de embarque de helicópteros de "El Rebollar", en la zona militar entre Cubillo y Uceda. Está prohibido el paso, lo que obliga a transitar por la carretera que lo bordea durante 3 km. (Pero yo vi un centenar de individuos que se saltaban la obligación. Los rebaños de ovejas aprovechan la hierba del terreno... esperemos que no esté minado).  Resulta espectacular (tuve oportunidad de verlo un día que me acerqué hasta aquí desde Cabanillas) contemplar sus maniobras algún día de los que practican el salto en paracaídas.


Uno de los últimos campos de colza, poco antes de llegar a Uceda. Con Navacerrada al fondo.

Aquí abandonamos tres kilómetros de asfalto y se inicia el andadero al aproximarnos a Uceda. 

El ábside de la iglesia románica de Nuestra Señora de la Varga en Uceda. La única parte techada del edificio. 

Fachada de Nuestra Señora de la Varga que da al camino medieval. El interior, sin techo, alberga un cementerio. 

El camino medieval desciende abruptamente desde lo alto. Son aproximadamente 100 m. de desnivel. 


Puede observarse perfectamente aquí el pavimentado a base de gruesos cantos rodados de este camino medieval que subía desde el río Jarama hasta el pueblo de Uceda. 



Nada más atravesar el río Jarama encontramos el bucólico paraje de la Antigua Fábrica de Harinas con su canal de fuerza para las ruedas de la molienda que toma sus aguas del Jarama unos 300 m. más arriba.

Poco antes de entrar en el casco urbano de Torremocha está el Portón de Casa Quemada, que salvaba el cauce del Canal de Cabarrús del s. XVIII.

Ya en Torremocha encontramos estas originales fuentes al lado de la iglesia. Se trata de un homenaje del municipio al vecino Ángel Díaz Mínguez. Me acerqué por ver si eran de vino... (En el Camino de Santiago, en Irache, hay una fuente con vino a disposición del caminante). ¡Eran de agua!



Panorámica de Torremocha, ya de camino a la vecina Torrelaguna. Se aprecia ya el encajonamiento excavado por el Jarama y que forma su amplio valle. 


Panorámica primaveral del camino, con la insignia de uno de los postes señalizadores y Torrelaguna al fondo. 

El Camino Mendocino ETAPA 2: Usanos - Viñuelas

 Etapa 2: Usanos - Viñuelas (16 km.)

Iglesia de San Lorenzo, en Viñuelas. Al fondo la carretera desde Fuentelahiguera. No es foto este día, sino de una estancia anterior. Actualmente los árboles aún no tienen tan crecidas las hojas.

Charo madruga algo más por mí, para poder dejarme en Usanos antes de acudir a su trabajo en Guadalajara. Nos despedimos en el parquecillo al lado del ayuntamiento donde aprovecho para consultar los horarios de autobuses, por si acaso (aproximadamente cada dos horas hay uno que va hasta Guadalajara). Enseguida me enfundo alguna prenda de abrigo (son las 7:45) y tomo la calle Oriente hasta las afueras del pueblo, junto al CRA. Allí giro a la izquierda pasando por el campo de fútbol y sigo el camino que llaman "Calle de Circunvalación" y que es una pista polvorienta por la que, de cuando en cuando, aparecen veloces todoterrenos levantando una desagradable polvareda. Cada vez que diviso una nube de polvo me aparto una decena de metros del camino para evitarlos y ellos moderan un poco la marcha apercibiendo mi apuro. Pese a ello tragas polvo ¡y te ponen perdido! 
Mientras camino espero con impaciencia el momento de desviarme por senderos menos transitados. Pasado 1,6 km me desvío por fin a la izquierda y lo sigo sin desviarme hasta 1,4 km después donde hay que girar a la izquierda en un cruce de caminos y comenzar una ascensión de de un kilómetro aproximadamente que nos lleva a un alto donde cambiamos de vertiente en un promontorio denominado coloquialmente por algunos peregrinos como «el Monte do Gozo Mendocino», y desde donde se divisan las torres de Madrid, Navacerrada y Somosierra. El camino a la izquierda nos llevaría en 600 m. a una planta de extracción de áridos y al campamento bautista de Monte Calvario, ocultos tras una loma. Pero el camino sigue hacia la derecha avanzando 3 km por un delicioso camino solitario a media ladera, dejando en lo alto, a nuestra derecha, la urbanización El Jaral (algunas de cuyas farolas percibimos) y confluyendo con su carreterita de acceso a la altura del arroyo de Albatajar.  Las vistas en todo el tramos son preciosas, con retales de verde y oro contrastados con las manchas oscuras de las encinas.  El Jaral es una urbanización escondida en el corazón de un bosque de encinas y  resulta un tanto misteriosa, por lo poco que se anuncia. Dispone de un aula de la naturaleza  (actualmente cerrada).  Podéis hacer una visita virtual por sus calles en google con Street Wiev, pero se trata de un lugar solitario  y alejado. Igualmente podríais hacer el camino desde el navegador paso a paso, foto a foto, hasta Fuentelahiguera (pero por la carretera).  
Tras ascender por la carreterita de acceso a la urbanización (a tramos asfaltada, a tramos cementada) desembocamos en en la CM-1002 en un punto a media distancia entre un centro canino y unas naves de Dagu. Pasamos al otro lado de la carretera y continuamos por un camino que termina enfrente del pueblo (a este lado de un valle que tiene una fuente con pilón a la que descendemos abruptamente). Después subimos al pueblo por la estrecha carretera recién asfaltada que tomamos al otro lado de la CM-1002, por la cuesta de La Fuente. 

Esta calle sube hasta la Iglesia de San Andrés, con atrio enrejado y ahora cerrada. A su costado existe una fuente bajo una higuera que hace los honores al nombre del pueblo "Fuentalahiguera". En abril sus hojas son aún diminutas, pero en un par de meses estarán crecidas y darán espesa sombra. Añado abajo una foto que tomé el año pasado, en julio, cuando lo visité en bici. 

Rodeo la iglesia y tomo la calle Mayor que nos conduce al ayuntamiento a los pocos metros, en un placita. Allí está abierto el bar San Andrés en el que departen animadamente media docena de vecinos jubilados. Mi entrada apaga todas las conversaciones. En medio de ese silencio inesperado me acerco a la barra y pido un café. La chica que lo atiende también me sella la credencial. Poco a poco la conversación se reanuda y, ante la curiosidad local, participo hablando de caminos y senderos. Uno de los paisanos recuerda en ese momento que hace ya dos años que no ven al vejete octogenario de Galápagos que, todos los días, salía de madrugada de su pueblo y hacía un recorrido maratoniano hasta Malaguilla de Fresno, pasado por Usanos... "Yo firmaba ahora mismo por estar así a su edad", les comento asombrado.
 
Continúo por la c. Mayor hasta la calle de la Oliva a la izquierda y después tomando la del Calvario (a la derecha) que nos saca del pueblo por una pista hacia Viñuelas evitando la carretera. 1,6 km después se nos indica girar a la izquierda y nos internamos en la urbanización de Valdelacierva. Vamos descubriendo chalets, pequeños regatos y sombras abundantes entre los árboles. Me llama la atención una placa en una de las entradas: "Abuelos diseminados" (¿Que los abuelos están desperdigados? -me pregunto-) Luego caigo en la cuenta de que ese grupo de parcelas tiene el nombre de "Diseminados" y la calle "Abuelos"; pero, la verdad, confunde...

Se cruza el arroyo Torote y poco después el de los Pozuelos por dos pequeños puentes y comenzamos a ascender hacia Viñuelas, cruzando la carretera (la vieja y algunos metros después la nueva) CM-1002. Subiendo la cuesta del Prado alcanzamos las primeras casas y, por esa misma calle a la izquierda, llegamos a la iglesia de San Lorenzo.

Busco el bar que conozco, junto al Calvario en la salida hacia Valdenuño pero, hoy martes, está cerrado por descanso semanal. Me dirijo entonces hacia la residencia de Mayores que es un punto de sellado, pero tras llamar insistentemente al interfono no contesta nadie. Ni cerveza, ni sello... El covid ha dejado en suspenso la mayoría de las peregrinaciones en el país. Cruzo al otro lado de la rotonda, hasta la gasolinera y allí, consigo una cerveza fría de lata por el módico precio de 1 euro. Me permito invitar a Fernando, un motero, que pela la pava con el empleado. Hablamos del camino, de la espiritualidad que se alcanza... Yo que llevo muchos le añado algunas pinceladas de mi cosecha en la conversación. En esto dos motoristas jóvenes se disponen a entrar en el pueblo. Uno de ellos se cae de la moto y el buen Fernando allá que se va, dispuesto a ayudar... Mientras llamo por teléfono a la residencia . Les cuento la situación y acceden a sellarme la credencial desde la valla. Charo aparece momentos después para recogerme. El camino de vuelta, por la carretera, se hace en un pis-pas. Llego a casa contento. Ha sido una bella travesía, el día es precioso y tan solo siento una ampolla en el pie.Un día perfecto. 

GALERÍA FOTOGRÁFICA

Desde "El Monte do Gozo Mendocino" hermosa vista con Madrid (se ven las torres) y Guadarrama al fondo.

Desde ese mismo punto una vista más al este, con Somosierra detrás. 
 
Fuente, desde el pilón, al pie de la población de Fuentelahiguera. 

En una palabra "Fuentelahiguera"  (Julio 2020)

Las ricas uvas protegidas por bolsas de plástico contra los pájaros. En la misma calle del bar en Fuentelahiguera. 

Campo de colza con la Sierra de Guadarrama al fondo en el camino a Viñuelas.

Viñuelas en lo alto, con la cuesta del prado a sus pies.

Atrio de la iglesia de San Lorenzo con cartel de "Acoge y Peregrina" muy apropiado para quien hace esta ruta.



La torre de la iglesia de Viñuelas con su cigüeña.



Residencia de Mayores de Campiña de Viñuelas que ofrecía cálida acogida al peregrino en tiempos pre-covid. Actualmente no permiten el paso y me sellaron la credencial desde la reja.

Placa homenaje a un grupo de ancianos (supongo) sobre la valla de la residencia.

 

Partiendo del Calvario (Ermita, a la salida del pueblo en la carretera de Valdenuño) y pasando por el cementerio llegamos a ver un molino de viento perfectamente conservado que domina el horizonte.