Si me olvidara de ti, Jerusalén,
que pierda la destreza mi mano derecha,
que mi lengua se pegue al paladar
si de tí no me acordara,
si no glorificara a Jerusalén
como principal fuente de mi alegría...
(Adaptación libre del salmo 137:5-6, Reina-VaLERA 1960)
(Las citas están tomadas de La Biblia de las Américas .1986, 1995, 1997)
Recuerdo muy bien este salmo. Lo cantábamos (así lo recuerdo; pero no estoy demasiado seguro) con nuestras voces adolescentes en el ISPE de Salamanca, cuando nos formábamos en el postulantado para ser futuros hermanos maristas. Hablo de los años 1977-78; Entonces lo cantábamos con esta melodía compuesta por el compositor Francisco Palazón(Curiosamente he buscado las reseñas de este músico y el tema no aparece en su discografía hasta algunos años más tarde). Es curiosa la memoria musical; con una hipoacusia neurosensorial moderada (es decir desafino vergonzosamente en los karaokes) aún la canto con solvencia, ¡Y han pasado 45 años! Quizá se tratara de una primicia ofrecida a nuestro postulantado (Los maristas eran una entidad religiosa importante; y de hecho tuve la oportunidad de asistir a un concierto exclusivo de Ricardo Cantalapiedra en nuestro salón de actos hacia el año 1978).
Esta introducción me lleva a contarte el porqué de este rescate, sin venir a cuento aparentemente, de mis registros olvidados en aquellos tiempos de luces y sombras (como diría mi antiguo amigo y escritor gallego Xoan Ramiro Cuba). El aldabonazo a la memoria lo ha dado la ocupación israelí de Palestina que ya va para seis meses y con más de 30.000 muertos, muchos de ellos niños.
¡Como no acordarse de aquella terrible frase del salmo 137 (136, según otra contabilidad):
Porque la destrucción, el pago contra quienes les han hecho daño (y contra muchos otros inocentes que no tienen nada que ver) ha sido devuelto con creces. Muchos niños palestinos han sido masacrados: bombardeados, abocados a la orfandad, desalojados de sus casas, abandonados su suerte, expuestos cruelmente a infecciones y enfermedades, muertos de hambre...
Yahvé, el Dios de los bombardeos y el fuego sobre "sus enemigos", ha demostrado ser el viejo Dios vengativo de la Biblia; aquel que
en el salmo 110 (109) proclama:
Desde pequeño me pareció aterrador este Dios vengador que asume la ira del "pueblo elegido" aceptando ser instrumento de la cólera indiscriminada de los agraviados. Decidme, judíos, que, en vuestra exclusiva nostalgia, añoráis el idílico Jerusalem de vuestros padres: ¿En qué os diferenciáis ahora de los nazis que os exterminaban, de las facciones palestinas que os atacaron con crueldad? ¿Quiénes son ahora los terneros llevados al matadero de vuestra preciosa canción "Dona, dona"? ¿Quién es ahora el pequeño David que se enfrenta al poderoso Goliat?