martes, 31 de octubre de 2017

L'Aplec de la protesta


Como catapultado desde su ataúd Unamuno se asoma a la actualidad enviando un mensaje de ultratumba que, por su profética actualidad, bien parece haber estado meditado desde la clarividencia y la altura que proporciona el más allá.

En octubre de 1906 visitó durante tres semanas Barcelona, donde pronunció un discurso ante el Congreso Internacional de la Lengua Catalana con el provocativo título de "Solidaridad española" en deliberado desafío a "Solidaridad Catalana". Ni que decir tiene que aquel ente político entonces tan relevante recibió mal el contenido de su discurso.

Y el domingo 21 de octubre acudió a la plaza de toros de Las Arenas y presenció el llamado Aplec de la protesta. Allí vivió en directo un flamear de pañuelos blancos que, si bien le impresionó vivamente, le convenció de que las manifestaciones políticas catalanistas eran, sobre todo, una cuestión de estética.

El poema: "L'Aplec de la Protesta"; es un amargo y sarcástico ataque contra la superficialidad catalana. Tanto en él como en otros dos artículos ese mismo mes Unamuno critica la megalomanía, el "delirio de persecuciones",  el ambiente de "agresiva petulancia", "la follonería", "la avaricia" y la "sensualidad que había encontrado en la capital catalana".

He aquí el cáustico y revelador poema, nítida visión de la situación actual catalana que nos habla desee la larga distancia de  118 años.

NOTA (vocabulario): 
Aplec, reuniones culturales, folclóricas o reivindicativas que se realizan en territorios donde se utiliza la lengua catalana.
Lagotero, a(Del cat. llagoter, adulador .) adj./ s. coloquial Que lagotea o hace halagos o zalamerías para conseguir una cosa

NOTA (Información sobre aquel acto) : 
Unamuno y los pañuelos
¿Estelades humanes o estratègia política? 





 L'APLEC DE LA PROTESTA


Fundiéronse en el aire las palabras
de los tribunos,
resonó el circo en un batir de palmas
luego brotó un pañuelo
y al punto se pobló la gradería
de blancas flámulas.

Diríase una banda de gaviotas
después de haber posado a flor de océano
cuando alza el vuelo
y un momento se agita a ras del agua,
templando la partida.

En el cuello del pecho un nudo todos
sintieron repentino,
y el picor en los ojos de las lágrimas
por pudor contenidas.

Fue el triunfo de la estética
¡el espectáculo!

« ¡ Oh, que es hermoso ! »
y cebaban sus ojos conmovidos
en aquella nevada
como de grandes pétalos de lirio.

« ¡ Oh, que es hermoso ! »
y los blancos pañuelos protestaban
en aplec de protesta.

«Oh, que es bonito !y ve, la muchedumbre
vacía sus sentires
en esa voz de triunfo.
Todo un momento, sí, todo un momento
una impresión de vida,
de vida volandera;
los sentidos gozaron un regalo,
fiesta para los ojos,
sardana de pañuelos agitados,
fusión de las miradas
en un solo momento de hermosura...
fué la protesta!

Y allí acabó, sumida en el momento,
allí se deshojó su flor brillante,
la flor de la protesta;
sus blancos pétalos
se agitaron por cima del océano
de las cabezas,
del mar de corazones por encima,
se ajaron luego...
Momento de hermosura... bien! y el fruto?


« ¡Oh, que es hermoso! 
exclamaban blandiendo sus pañuelos,
« ¡ oh, que es bonito ! »

Y al salir en el río de la gente
bajo el cielo a que lavan lagoteras
brisas del mar latino
sentí en mi pecho
la voz grave del mar de mi Vizcaya,
la que brizó mi cuna ,
voz que decía:

¡seréis siempre unos niños, levantinos!
¡os ahoga la estética !

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