domingo, 22 de octubre de 2017

Maquiavélicos días



Cobra en estos días una inesperada actualidad la figura del genial escritor y pensador Nicolás de Maquiavelo. Sin ir más lejos el periódico EL PAÍS, en su edición de hoy dedica un amplio reportaje a su figura reivindicando su papel crítico con el poder (su "manual para príncipes" y sus técnicas de "buen gobierno", que aparentemente son un tratado para mantener la autoridad de los poderosos, esconden en realidad una subversiva y relevante información para el pueblo llano proporcionándole herramientas para no dejarse manipular por los mismos)  Muchas personas, ahora mismo, leen con avidez su "Príncipe" y reflexionan sobre los paralelismos y sorprendentes semejanzas de algunas de sus citas con la situación política actual. Uno de los puntos de encuentro se sitúa en la crisis catalana.

Sin  ahondar mucho en el sentido de cada una de estas frases, todas ofrecen lecciones y sugerencias sobre el tan debatido proceso.

“No debemos dejar nacer un desorden para evitar una guerra, porque acabamos no evitándola; la diferimos únicamente: y no es nunca más que con sumo perjuicio nuestro“. 
 Nicolás de Maquiavelo (El Príncipe, 1532)


Si el gobierno español, en los últimos años, hubiera hecho sus deberes; si hubiera leído y estudiado un poco la historia no hubiéramos llegado a este punto. Se dejó nacer este desorden, se permitió incubar el huevo de la serpiente y, ahora, tenemos una boa de tamaño gigantesco. 


"El león no puede protegerse de las trampas y el zorro no puede defenderse de los lobos. Uno debe ser por tanto un zorro para reconocer las trampas y un león para asustar a los lobos. Los que solo se sirven de las cualidades del león demuestran poca experiencia"
  Nicolás de Maquiavelo (El Príncipe, 1532)

¿Hace falta recordar la "leonina" actuación policial del 1-O? Nuestro gobierno no fue capaz de actuar con la astucia del zorro como muy bien hizo Puigdemon y sus adláteres.  Los sucesivos zarpazos del león se recogen en el artículo 155 de nuestra constitución. Espero que esta vez, el león escuche el consejo de los zorros del reino.



"Nunca faltaron a un príncipe razones legitimas para disfrazar la inobservancia (de las leyes). Se podrían citar innumerables ejemplos modernos de tratados de paz y promesas vueltos inútiles por la infidelidad de los príncipes. Que el que mejor ha sabido ser zorro, ése ha triunfado. Pero hay que saber disfrazarse bien y ser hábil en fingir y en disimular. Los hombres son tan simples y de tal manera obedecen a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará siempre quien se deje engañar."
 Si el hipotético príncipe se llamara Puigdemont, los tratados fueran las leyes constitucionales y la inobservancia sus desobediencias y desafíos: ¿hace falta explicar que, con astutas y zorrunas maneras, han sabido engatusar a una masa ingente de "simples" que se dejan engañar gustosamente?

"Está bien mostrarse piadoso, fiel, humano, recto y religioso, y asimismo serlo efectivamente; pero se debe estar dispuesto a irse al otro extremo si ello fuera necesario. Y ha de tenerse presente que un príncipe, y sobre todo un príncipe nuevo, no puede observar todas las cosas gracias a las cuales los hombres son considerados buenos, porque, a menudo, para conservarse en el poder, se ve arrastrado a obrar contra la fe, la caridad, la humanidad y la religión. Es preciso, pues, que tenga una inteligencia capaz de adaptarse a todas las circunstancias, y que, como he dicho antes, no se aparte del bien mientras pueda, pero que, en caso de necesidad, no titubee en entrar en el mal. Por todo esto un príncipe debe tener muchísimo cuidado de que no le brote nunca de los labios algo que no esté empapado de las cinco virtudes citadas, y de que, al verlo y oírlo, parezca la clemencia, la fe, la rectitud y la religión mismas, sobre todo esta última. Pues los hombres, en general, juzgan más con los ojos que con las manos, porque todos pueden ver, pero pocos tocar. Todos ven lo que pareces ser, mas pocos saben lo que eres; y estos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría..."
¿No resulta evidente que los promotores del actual proceso separatista han estudiado concienzudamente este manual político para constituirse ellos mismos como "Nuevos Príncipes" en base a una manipulación mediática y una propaganda cuidadosamente elaborada? Cambie el lector la cualidad de "religiosos" por la de "nacionalista" y encontrará un paralelismo extraordinario entre esta teoría y la práctica política de los gobernantes de la Generalidad de Cataluña.  

Podríamos seguir desgranando pasajes de este (y otros) libros de este relevante escritor (muy estudiado en estos días en las facultades de Ciencias Políticas). Baste estas citas como muestra.  Recordemos que este tratado, bajo la apariencia de manual de tiranía para los poderosos, esconde las claves para no dejarnos manipular por esos mismos e influyentes "Nuevos Príncipes". 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por decidirte a comentar este artículo. Tu opinión y tus aportaciones son importantes para mí y mis lectores.