Estoy indignado con los carteles disortográficos, por ejemplo. Y os pongo un ejemplo que acabo de encontrar ahora mismo.
Tal es así que, que me gustaría que el genio del cartel aprendiera un poco de ortografía. Yo le regalaría, con la mejor de las intenciones, mis cinco deseos; los cinco para él:
1º Deseo que no te comas los artículos, Genio de la lámpara (Vamos, que no es un "género de lámparas", es decir un "genio lamparero"; sino el genio de "la lámpara", ya determinada y que todos conocemos, de las Mil y Una Noches).
2º Deseo que aprendas la más fácil regla de acentuación: la de las palabras esdrújulas (todas llevan tilde: "lámpara")
3º Deseo que aprendas a poner un punto al final de cada frase para que la siguiente palabra pueda lleva mayúscula como es preceptivo: "Soy el Genio de la Lámpara. Te concederé cinco deseos..."
4º Deseo que aprendas que las agudas acabadas en vocal llevan tilde: "concederé"
5º Deseo que aprendas a distinguir el si conjunción del sí adverbio afirmativo que se escribe con tilde (copia, para repasar tranquilamente en tu lámpara durante algunos milenios, las normas del uso de la tilde diacrítica)
2º Deseo que aprendas la más fácil regla de acentuación: la de las palabras esdrújulas (todas llevan tilde: "lámpara")
3º Deseo que aprendas a poner un punto al final de cada frase para que la siguiente palabra pueda lleva mayúscula como es preceptivo: "Soy el Genio de la Lámpara. Te concederé cinco deseos..."
4º Deseo que aprendas que las agudas acabadas en vocal llevan tilde: "concederé"
5º Deseo que aprendas a distinguir el si conjunción del sí adverbio afirmativo que se escribe con tilde (copia, para repasar tranquilamente en tu lámpara durante algunos milenios, las normas del uso de la tilde diacrítica)
Y, ya puestos, busco en mis carpetas de fotos curiosas una instantánea que tomé en el bar de mi barrio, en Burgos:
Me quedé pasmado al comprobar que mis conocimientos sobre fracciones, por lo visto, habían quedado obsoletos: la media pizza a aumentaba en 1/8 lo que percibía con mis cansados ojos. Ya sé que "el ojo del amo engorda el caballo", por lo que supongo que el ojo del camarero, evidentemente, engorda la pizza que sirve. Pensé en aplicarme el cuento y pagar "mostrando cuatro monedas de euro y una de cincuenta céntimos, pero entregando solo las monedas de euro"; pero ¿entendería el gesto?... Ya no son tiempos estos en que la gente reaccionaría como en el famoso cuento de "el precio del humo". Creo que me ganaría "media bofetada" ¡y gratis!
Y como colofón, os muestro la foto del cartel de la funeraria de un pueblo cercano al que suelo visitar en vacaciones. Solo con verlo dan ganas de decir "¡Tierra trágame!"; pero, por favor, no en ese cementerio
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