domingo, 11 de junio de 2017

Sobre genes, pulsiones sexuales y Quaalude

El médico holandés Jan Karbaat director de una clínica de fertilidad, inoculó su propio esperma (literalmente) a más de 60 mujeres sin su permiso. Esa figura de autoridad, sobre la que no existía indicio alguno de sospecha, embarazó sin su consentimiento a decenas de mujeres con hijos suyos (y lo hizo asegurando que tenían suerte pues se consideraba "sano y listo" y era un excelente partido por sus cualidades como progenitor, por lo que debía legar la mayor cantidad de sus genes al mundo)
Roman Polansky, uno de los directores más brillantes e inteligentes que conozco, forzó bajo el efecto del alcohol a la adolescente de 13 años Samantha Geimer sigue sin poder pisar EEUU desde hace cuarenta años por la demanda por violación interpuesta por la joven. Polansky, tras una sesión de fotos, le dio champán y un Quaalude [una droga con los efectos de un barbitúrico]. Se emborrachó y abusó de ella en el estudio.

El escritor más popular de España en los años setenta, el autor de novelas  inolvidables para jóvenes José Luis Martín Vigil, cuyos libros devoraba en mi juventud (y con cuyas protagonistas mantuve amores platónicos); el sacerdote cuyos sermones amplificados por altavoces congregaban en Salamanca muchedumbres ante la iglesias llenando los templos y calles aledañas... murió el 11 de febrero de 2011   olvidado por todos y,  cuando por fin alguien se decidió a recordarlo un año después,  salieron a relucir con gran sorpresa para mí, uno de sus más fieles seguidores, sus tendencias homosexuales y sus probadas prácticas pedófilas.

Un célebre y admirado cómico estadounidense, por más señas de color, protagonista de éxito durante ocho años del serial "El show de Bill Cosby", violó mediante sedacción (¡Con Quaalude, cómo no!) a más de   cuarenta mujeres si hacemos caso de la lista de víctimas que aseguran haber sido violentadas mediante la ingestión de esas conocidas pastillas azules. La noticia de un envejecido Cosby, torpe y casi ciego, ante el juez se ha publicado en los periódicos de todo el mundo. Incluso News Republic, el servidor de noticias de mi móvil, le dedica varios pantallazos. Su paso apesadumbrado y triste (acompañado fielmente eso sí, por la actriz Keshia Knight que hacía de su hija pequeña en la serie familiar) provocan sentimientos encontrados: desde la sorpresa inicial, pasando por la repugnancia y terminando por la pena. Su reconocimiento, en parte obligado por la evidencia de las pruebas, le honra: "Soy una persona enferma", llega a declarar a la madre de la demandante....

Hoy, poco antes de partir de vuela de casa de mis padres descubrí en la estantería un libro firmado por "Bill Cosby". La Caja de Ahorros del Círculo Católico regaló en alguna ocasión a sus suscriptores  el libro "Ser padre" escrito por el actor. Produce escalofríos comprobar que una persona doctorada en educación, alguien al que pusiste por modelo en tantas ocasiones y cuya vida en la pantalla era un ejemplo en mi generación resultara un pervertido y encima escribiera libros directamente relacionados con la educación y  la familia.Y, supongo,  más sorprendido habrá quedado el  responsable de la católica entidad que propuso este "regalo envenenado".

Leo la dedicatoria. Leo la introducción del conocido psiquiatra  Dr. Alvin F. Poussaint (¿Cómo no descubriste al monstruo, doctor? Tú, que te dedicas a cazarlos y tratarlos...) . Leo hasta la página 13; habla de la dulce insensatez de ser  padres y detalla los resultados de su particular "Encuesta Cosby" recopilados en su numerosos sohws. En ella da cuenta de las diversas respuestas que dan los padres a "¿Por qué ha tenido usted hijos si todas sus restantes acciones  han sido siempre racionales?. Cosby destaca la más inteligente, la que le contestó una mujer madre de seis hijos. Ella, elocuentemente  había respondido: "Porque siempre me quedaba dormida" Quizás esto le dio una idea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por decidirte a comentar este artículo. Tu opinión y tus aportaciones son importantes para mí y mis lectores.