martes, 11 de julio de 2023

BBC

"Tienes voz de locutor" - me dice Rocío, la joven pareja de Diego. 

Éste, mientras conduce, vuelve la vista un momento hacia ella y lo confirma. Inmediatamente exclamo sorprendido: "Eso lo decís por condescendencia; mi voz no tiene mucho color: por no oír bien, no domino los matices que dan a la voz la textura y entonación que la hacen agradable".

Ellos insisten: "Tienes voz de locutor por como presentas los relatos, como conduces la conversación...". Ante este chute de autoestima, no puedo menos que agradecerles su apreciación (más bien su elogio) y les aseguro que me lo apunto en mi lista de desagravios a modo de antídoto contra la frecuente sensación que me invade últimamente; porque sí, creo que hay gente que me considera un muermo... 

Estoy de viaje con Diego y Rocío. Son dos viajeros en la tarde noche de  un domingo de julio desde Burgos a Guadalajara. Diego publica sus viajes en Bla Bla Car, donde tiene unas críticas excelentes (salvo una, en un total de 131; pero nunca llueve gusto de todos y esa es la excepción que confirma la regla). Viajo muy a gusto. Charlo de buena gana y cuento "mis batallitas" mientras ellos me escuchan con atención. Mis anfitriones hacen gala de una empatía formidable: escuchan, preguntan, se sorprenden, se interesan... y yo voy desgranando anécdotas y experiencias con sumo gusto hasta parecerme que abuso de su paciencia; sin embargo me aseguran que les encanta lo que cuento.  

Y así, pese a los atascos, el viaje se hace corto. 



He titulado esta entrada BBC y sé que muchos habrán llegado a ella por ser las  siglas de la conocida cadena de TV británica. La calidad de sus programas, y sobre todo sus documentales, la confieren un aura de respeto en el mundo audiovisual. Es por esta faceta didáctica que despliego a veces (deformación profesional que asoma inevitablemente a causa de mi perfil docente) y por coincidir sus siglas con la aplicación de viajes compartidos BlaBlaCar que la he titulado así. Al fin y al cabo ¿No tengo voz de locutor como afirmaron mis anfitriones?  

Es la segunda vez que utilizo este servicio. Tenía necesidad de viajar a Burgos para cuidar  unos días a mis ancianos padres. Estos viajes solía hacerlos conduciendo personalmente; pero una lesión ocular me lo impide en la actualidad; así que inicialmente tenía previsto utilizar transporte público. Sin embargo, desde Guadalajara, resulta engorroso hacerlo pues, en mi caso concreto, he de tomar tres autobuses con sus correspondientes paradas e intercambios. Se añade a esto que Burgos está en fiestas y apenas hay plazas en las líneas regulares. Cuando ya me conformaba con dedicar casi una jornada al trayecto se me ocurrió probar la plataforma  BlaBlaCar. Por lo que me contaban mis sobrinos, que la utilizan frecuentemente, resulta cómoda, barata y te da la oportunidad de conocer gente.   

Estreno, pues, la aplicación y... ¡sorpresa! aparece un viaje en la fecha deseada justo desde Cabanillas del Campo hasta Burgos con partida y llegada muy próxima a mis puntos de origen y destino particular. No puedo creer la suerte que tengo. Un poco receloso solicito a Alba, la joven conductora que aparece en la foto, su ofrecimiento de transporte. Alba tarda un poco en aceptar; pero, finalmente, me escribe por el chat de la aplicación explicando que no me confirmó nada por no estar segura de poder hacer el viaje el día fijado. Efectivamente, iba a anularlo retrasándolo para el día siguiente. Con todo tuvo la amabilidad de comunicarlo y proponerme que volviera a solicitarlo el día siguiente asegurándome que me aceptaría. Tras consultar a mi familia la incidencia, así lo hice. 

Efectivamente, Alba, me confirmó el servicio inmediatamente. Se lo agradecí sinceramente y pensé, preocupado, si no sería un acompañante molesto para una chica joven y guapa que se declaraba "música" y amante del "buen rollo". Tenía mis motivos. Aunque me gusta la música sufro hipoacusia desde hace 30 años y prácticamente he perdido el sentido de la entonación: desafino terriblemente. Interpreto mis karaokes en la más estricta intimidad y evito escuchar música que no haya escuchado en mi juventud, allá en los tiempos en que oía correctamente. Por otra parte, su gusto por el "buen rollo" que declaraba me hacía pensar en los problemas de comunicación que padezco debidos a mis dificultades auditivas: no daría la talla esperada. Bien es verdad que podría dedicarme a dormir durante el viaje; pero no me parecía educado cuando, en realidad, me estaría haciendo un gran favor: mi deber -consideraba- era entretener a quien me favorecía de tal modo. Así que, receloso, esperé a mi conductora en la gasolinera donde habíamos quedado. Cuando llegó y detuvo el coche para llenar el depósito, se dirigió inmediatamente a mí con amabilidad plantándome dos besos en la mejilla. Desarmando así mis iniciales temores hice con ella un viaje sumamente agradable plagado de conversaciones interesantísimas sobre el mundo de la música, los viajes y las respectivas ocupaciones. Alba es violista y, al comentarle que tenía una sobrina que también lo era, ató cabos y me preguntó si se llamaba Irene ¡resulta que se conocían y habían tocado juntas varias veces! Me faltó tiempo para poner un whatsapp a mi sobrina y contarle la extraordinaria coincidencia. Ambos confirmamos en nuestros mensajes lo maja y agradable que era esta persona. 

Pasé la semana en Burgos cuidando a mis padres ya mayores y enfermos. Mientras la ciudad se agitaba por las fiestas, mis hermanos y yo arrastrábamos dos sillas de ruedas por las accidentadas aceras burgalesas. Mis padres, de 95 y 100 años respectivamente, necesitan tantos cuidados que los cuatro hermanos que somos hacemos turnos para que siempre permanezcan dos personas al tanto cada día en casa. 

Cuando llegó el momento de volver había determinado utilizar de nuevo el servicio BBC que tan buen resultado me dio. Esta vez no encontré a la primera un viaje directo hasta Cabanillas; pero podía solicitar alguno hasta Alcalá, Torrejón o Coslada pues todos ellos están comunicados por cercanías con Guadalajara y los trenes son frecuentes. Alentado por la positiva experiencia anterior solicité plaza a una tal Carolina que me acercaría hasta la misma estación de Alcalá. Pagué y esperé confirmación. No tardó mucho en cancelar mi petición sin explicación alguna. Confieso que su rechazo me afectó un poco; no lo esperaba. Decidí probar la opción de alguien llamado Carlos, un "superdriver" que me dejaría en Coslada. Con sus excelentes referencias y su abultado currículum de conductor no pondría objeciones, pensé, en admitirme; pero de nuevo fui rechazado. Empecé a preocuparme y consideré la opción de viajar en autobús. Consulté los horarios y comprobé, alarmado, que prácticamente todas las líneas tenían el cupo de viajeros cubierto y los autobuses especiales fletados con motivo de las fiestas mostraban unos precios desorbitados. De nuevo, y apremiado por el tiempo solicité un viaje más; esta vez a Natalia que me llevaría hasta el mismo Guadalajara. Pronto la aplicación me comunicó su rechazo. Algo apurado probé con Ainhoa y, en esta ocasión, le escribí un mensaje para mostrar mi disposición y agradecimiento por anticipado. Ainhoa, aunque finalmente canceló su viaje, tuvo la deferencia de explicármelo por el chat y se lo agradecí. 

Desanimado, realicé un último intento mientras pensaba seriamente en que, quizá, debiera cambiar la foto del perfil. Era posible que reflejara un aspecto desagradable o generara desconfianza... Quizá también debería eliminar la profesión en mi información personal (lo de maestro puede echar para atrás a quién hubiera tenido malas experiencias escolares). También pudiera ser que mi edad, 65 años, desanimara a los jóvenes "drivers" que aparecían en la aplicación con fotos que delataban una envidiable lozanía... En esta ocasión me fijé en que, en el perfil del conductor, se explicaba que este casi nunca rechazaba a nadie. Pensé, "Si, sabiendo esto, este también me rechaza, mi autoestima se despeña por el barranco..." Pero Diego aceptó y concretamos la recogida sin problemas. Un gran favor me hizo, la verdad.

El viaje superó mis expectativas (ya elevadas de por sí, debido a las referencias del conductor que eran excelentes). He de hacer referencia a mis problemas de comunicación; padezco hipoacusia neurosensorial y mantener una conversación rutinaria, me resulta costoso. Tiendo a evitar esas situaciones en las que mi competencia  comunicativa es tan limitada; prefiero escribir. Las reuniones sociales, las fiestas, comidas o espectáculos ruidosos me alteran y dañan mi estima: evito el ágora y añoro la caverna.  Sin embargo; la pareja que me acompañó me hizo sentir bien.  En el pequeño ecosistema de su skoda octavia me encontré tan seguro que no tuve reparos en proponer y abordar cualquier tema de conversación. Debo dar las gracias a estas dos personas. No solo fue un excelente viaje, hubo también una parte terapéutica, un proceso de sanación que va más allá de la vulgar transacción económica para compensar la gasolina.  


Apéndice

Termino esta entrada mientras escucho una entrevista a Diego. Desde el programa "La Radiografía" en OID Radio, Diego responde a las preguntas de Patricia Prida sobre su libro publicado en 2016 "Claves laborales. Sociología y valores para el éxito". Sí, Diego ha escrito un libro y conoce el mundo de la radio pues ha sido entrevistado en ocasiones. Su opinión sobre mi perfil de locutor cobra así un valor añadido. Yo también he escrito algunos libros. Hay uno en particular que le pienso regalar: "Diario de Peregrinaciones", recopilación de anotaciones sobre varias peregrinaciones a Santiago de Compostela escrito a la limón con mi hermano Miguel Ángel. Diego y Rocía, declararon que piensan realizar el Camino de Santiago algún día; espero que este libro les sea útil. 

Y por el camino me entero que es posible que tengamos conocidos comunes, dado su perfil profesional. Espero tener la ocasión de comprobarlo algún día... Seguiré viajando en BBC y buscaré con interés sus viajes hasta Burgos. Retomaré la conversación con mi paisano en cuanto pueda: Nos vemos en el camino.    

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