domingo, 23 de julio de 2023

Apnea del sueño

La apnea del sueño es un trastorno grave para la salud ya que la respiración se detiene y recomienza repetidas veces durante el sueño. Esto repercute muy negativamente en el descanso físico y psíquico (la privación del sueño, recordemos, es una muy cruel forma de tortura usada con frecuencia). Además a la larga, como luego explicaremos, entraña peligro de muerte por infarto.


Los síntomas habituales son los ronquidos fuertes, la sensación de cansancio al levantarse, la interrupción frecuente de la respiración durante algunos segundos mientras se duerme, jadeos al respirar en el sueño, sensación de sequedad en la boca, insomnio, hipersomnia (sensación de sueño durante el día), falta de atención, irritabilidad... 


Los principales tipos de apnea del sueño son los siguientes:

 

1. Apnea obstructiva del sueño, la forma más común, que ocurre cuando los músculos que activan las partes blandas de la garganta se relajan (lengua, paladar blando...) y se obstruye la vía de acceso.  La vía respiratoria se estrecha o cierra y la respiración se corta por un momento. Esto hace que no pueda recibirse suficiente aire, bajando el nivel de oxígeno en la sangre. El cerebro detecta que no puedes respirar y te despierta brevemente para que puedas volver a abrir las vías aéreas. Este despertar generalmente resulta tan breve que no lo recuerdas. Puede ocurrir que resoples, te ahogarte o jadees. Este patrón se puede repetir de 5 a 30 veces o más cada hora, durante toda la noche (sin embargo hay algunas personas que llegan a alcanzar 200-300 despertares) lo que dificulta la capacidad de alcanzar las etapas profundas y reparadoras del sueño.


Factores de riesgo

La apnea del sueño puede afectar a cualquiera, incluso a los niños. Sin embargo, determinados factores incrementan el riesgo.

  • Sobrepeso. La obesidad aumenta en gran medida el riesgo de apnea del sueño. Los depósitos de grasa alrededor de las vías respiratorias superiores pueden obstruir la respiración.
  • Circunferencia del cuello. La gente con cuello grueso puede tener las vías respiratorias más estrechas.
  • Vías respiratorias estrechas. Puede que hayas heredado una garganta estrecha. Las amígdalas o las adenoides también pueden agrandar y bloquear las vías respiratorias, especialmente en los niños.
  • Ser hombre. Los hombres son dos o tres veces más propensos a tener apnea del sueño que las mujeres. Sin embargo, el riesgo aumenta en las mujeres con sobrepeso, y pareciera que el riesgo también aumenta después de la menopausia.
  • Ser mayor. La apnea del sueño ocurre con mucha más frecuencia en adultos mayores.
  • Antecedentes familiares. Tener miembros de la familia con apnea del sueño puede aumentar el riesgo.
  • Consumo de alcohol, sedantes o tranquilizantes. Estas sustancias relajan los músculos de la garganta, lo que puede empeorar la apnea obstructiva del sueño.
  • Tabaquismo. Los fumadores tienen tres veces más posibilidades de presentar apnea obstructiva del sueño que las personas que nunca fumaron. Fumar puede aumentar la cantidad de inflamación y la retención de líquidos en las vías respiratorias superiores.
  • Congestión nasal. Si tienes dificultades para respirar por la nariz (ya sea por un problema anatómico o por alergias) es más probable que desarrolles una apnea obstructiva del sueño.
  • Afecciones. La insuficiencia cardíaca congestiva, la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2 y la enfermedad de Parkinson son algunas de las afecciones que pueden aumentar el riesgo de apnea obstructiva del sueño. El síndrome de ovario poliquístico, los trastornos hormonales, los accidentes cerebrovasculares previos y las enfermedades pulmonares crónicas como el asma también pueden aumentar el riesgo.



2. Apnea central del sueño. Esta ocurre ocurre cuando el cerebro no envía señales correctas a los músculos que controlan la respiración Esto significa que no haces esfuerzo para respirar durante un período breve de tiempo. 


3. Síndrome de apnea del sueño compleja, también denominado apnea central del sueño emergente del tratamiento, que ocurre cuando alguien tiene apnea obstructiva del sueño y apnea central del sueño



Complicaciones

La apnea del sueño es una enfermedad grave. Las complicaciones incluyen las siguientes consecuencias:

Fatiga durante el día. El sueño normal y reparador se hace imposible a causa de los despertares repetidos vinculados con la apnea del sueño, lo que probablemente provoque síntomas intensos de sensación de sueño durante el día, fatiga e irritabilidad. 

Quizás tengas dificultades para concentrarte y te duermas en el trabajo, mientras ves televisión o incluso al conducir un vehículo. Las personas con SAS (Síndrome de Apnea del Sueño) presentan mayor riesgo de sufrir accidentes automovilísticos o en el lugar de trabajo. Si la enfermedad no está tratada no pueden conducir. 

También pueden sentirse irascibles, malhumoradas o deprimidas. Los niños y adolescentes con apnea del sueño posiblemente tengan un desempeño escolar deficiente o problemas de conducta.

Padecerán de presión arterial alta o problemas cardíacos. El súbito descenso de los niveles de oxígeno en sangre que ocurre durante la apnea del sueño aumenta la presión arterial y sobrecarga el sistema cardiovascular. Si tienes apnea obstructiva del sueño, tu riesgo de presión arterial alta (hipertensión) es mayor.

La apnea obstructiva del sueño puede aumentar el riesgo de ataque cardíaco recurrente, accidente cerebrovascular y latidos anormales del corazón, por ejemplo, fibrilación auricular. Si tienes una cardiopatía, los episodios múltiples de nivel de oxígeno bajo en sangre (hipoxia o hipoxemia) pueden provocar la muerte súbita a causa de los latidos irregulares del corazón.

Diabetes tipo 2. Si padeces apnea del sueño, eres más propenso a desarrollar resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.

Síndrome metabólico. Este trastorno, que incluye síntomas como presión arterial alta, niveles anormales de colesterol, nivel alto de azúcar en sangre y aumento de la circunferencia de la cintura, está vinculado con un mayor riesgo de cardiopatías.

Complicaciones con medicamentos y cirugías. La apnea obstructiva del sueño también genera problemas con algunos medicamentos y la anestesia general. Las personas con apnea del sueño tienen más probabilidades de sufrir complicaciones después de una cirugía mayor porque son propensas a los problemas respiratorios, especialmente cuando están sedadas y acostadas boca arriba. Antes de una cirugía, dile a tu médico que padeces apnea del sueño y cómo la tratas.

Problemas hepáticos. Las personas que padecen apnea del sueño son más propensas a obtener resultados anormales en los exámenes de función hepática; además, el hígado de estas personas tiende a mostrar señales de cirrosis (enfermedad por hígado graso no alcohólico).

Privación del sueño en los compañeros de cama. Los ronquidos fuertes pueden impedir que las personas que duermen cerca de ti descansen bien. Con frecuencia, las parejas de las personas que roncan se van a otra habitación o incluso a otro piso de la casa para poder dormir.


TRATAMIENTO



El tratamiento habitual de la apnea del sueño consiste en la asistencia a la respiración con una máquina llamada CEPAP, siglas que se corresponden a su denominación en inglés: Continuos Positive Airway Pressure (Presión Positiva Continúa en la Vía Aérea) que aumenta la presión del aire que introducimos por las fosas nasales venciendo así la resistencia de las paredes blandas o estrechas que la obstruyen.

MI EXPERIENCIA  PERSONAL

¿Cómo no comprender los ingresados en las UCI por covid en estos años pasados? Puedo imaginarlos con el pecho oprimido, boqueando como peces fuera del agua, tumbados boca abajo y conectados a los respiradores con una mascarilla nasal. En el año 2020, probablemente afectado por covid-19 experimenté problemas respiratorios importantes. Yo mismo (fui reprendido por ello) aumenté la presión del aparato subiéndola varios puntos: era eso o me axfisiaba. He vuelto a bajarla, pero no a los niveles iniciales. Finalmente (tras varias pruebas respiratorias y cardíacas, con resultados negativos, es posible que la causa no estuviera en el covid, sino en una alergia no diagnosticada a las arizónicas: rodean mi casa por los cuatro costados).  

Yo mismo, y pese a la CEPAP, malduermo por las noches. Me cuesta horrores bostezar (no logro quedar satisfecho pese a abrir la boca e inspirar profundamente); me desespera no poder rascarme la nariz (¿cómo es que pica más cuando no puedes hacerlo?) y, al separar unos segundos la mascarilla se escucha el soplido de la máquina haciendo que Charo, mi mujer, se despierte molesta. Eso cuando no se desacopla alguna de las partes, se aflojan las correas, el tubo se enreda o -lo que es peor- se desconecta de la corriente por una u otra razón; entonces la sensación de ahogo hace que te despiertes inmediatamente y te quites la mascarilla con urgencia para inspirar con una gran bocanada. 

Incluso la apnea influye en los sueños. Hace años que tengo sueños recurrentes sobre ahogos en contextos variados. Sueño que me estoy asfixiando en el interior de una gruta que se llena de agua sin poder escapar; que acabo enterrado bajo montones de tierra o piedras cuando recorro un estrecho pasadizo (suelen ser pequeñas toperas como cuando, de niño, jugábamos a recorrer pequeños e inseguros túneles entre la arena...), sueño incluso con tortura, con la horrible tortura de la toalla, la asfixia de la bolsa de plástico, la bañera...

Si padeces apnea tendrás, de por vida, una asidua acompañante. Se trata de la máquina que te insufla aire a presión (CEPAP). Habrás de llevarla en cada viaje, en cada traslado. No podrás pernoctar donde no haya electricidad para enchufarla; se acabó acampar al aire libre. Si eres aficionado a realizar rutas y senderos habrás de pernoctar en 
albergues con tomas eléctricas habilitadas y cargar con el maletín de transporte en la mochila o la bici. Afortunadamente cada día se fabrican más fiables y ligeras; pero una segunda unidad para estos menesteres (la unidad principal suele estar cubierta por el seguro) tendrás que pagarla de tu bolsillo. 

Por mi situación de maestro, atribuí al estrés del oficio, el llegar a casa muy cansado y abandonarme en el sofá sin fuerzas. He llegado a la conclusión de que la causa principal era la apnea. Incluso un posible accidente de coche por sueño al acudir al trabajo pudo estar provocado por ella. 

¿Qué hacer cuando tu compañero/a presenta los síntomas de esta enfermedad? Hay que insistir en que realice una polisonografía nocturna. Es frecuente que la personas sospechosa de padecerlo lo niegue o no lo de importancia; pero es necesario comprobar la existencia de esta enfermedad, las consecuencias pueden ser funestas. Por otra parte esta prueba es sumamente sencilla aunque algo aparatosa: una persona traeré hasta tu domicilio (hace tiempo que se prefiere realizarlas de forma domiciliaria y no en las unidades del sueño de los hospitales, como antiguamente) unos pequeños aparatos que medirán diversos factores de forma sincrónica: niveles de oxígeno en sangre (habrás de colocar un oxímetro en tu pulgar), flujo respiratorio (tendrás que dormir esa noche con mascarilla y un tubo conectado a un pequeño medidor), y un sensor cardíaco (para medir el pulso). Uno de los aparatos recoge también la posición del cuerpo. Todos esos datos quedan grabados y, tras recogerse al día siguiente, son graficados y analizados por un experto. La prueba determinará tu flujo respiratorio, la saturación de oxígeno en la sangre, el ritmo cardíaco y la posición corporal en cada momento. De ahí se extraen conclusiones como número de interrupciones, su duración, horario de las mismas, posición corporal en que son más frecuentes y alteraciones cardíacas que se producen por ellas. 
En mi caso hube repetir la prueba pues en la primera noche el tubo se soltó.
El médico pautará la necesidad o no de la máquina CEPAP, su nivel de potencia, su acople (mascarilla, oliva nasal, etc.), postura óptima para dormir (en mi caso, para evitar la posición "boca arriba" hube de coser una pelota de pingpong en el pijama, en la zona de la espalda) y el calendario de revisiones (habitualmente seis meses).
Advierto que no todo el mundo tolera esta presión desacostumbrada al respirar. En mi caso no fui capaz de utilizar la mascarilla más que algunos minutos en los primeros días. Me impedía dormir, me ahogaba, temía dormirme y no poder controlarla... Llegué a asegurar al médico que no me acostumbraría. El doctor me dijo con convicción que no había otro modo y que no usarla sería muy perjudicial. Finalmente me acostumbré. Para evitar obsesionarme con esa respiración extraña, que me obligaba a pensar constantemente en cada inspiración me fue de gran ayuda concentrarme en ver películas por TV; te distraen y, poco a poco, acabas regulando automáticamente tu ritmo respiratorio.


Tan sólo un pero. Tu pareja, durmiendo al lado, notará el leve zumbido de la máquina y te lo hará saber; pero será inevitable (gracias a Dios cada día la técnica reduce la molestia sonora en esas máquinas). Algunas otras incomodidades no serán difíciles de solventar. Eso sí: estrecharte con tu pareja resultará imposible; el aire a presión que se expulsa la máquina harán imposibles los abrazos.



COLOFÓN

Pese a la parafernalia de la máquina CEPAP, esta es la única manera de descansar correctamente que tenemos los afectados. La vida cambia de color cuando vuelves a sentirte descansado al levantarte. Mejorará tu ánimo, conducirás sin peligros añadidos; en definitiva: serás más feliz.

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