Siento la pulsera sobre mi muñeca como unas diminutas esposas. A veces me sorprendo dándola tironcitos un un intento inconsciente de sacármela. En pequeña y liviana, pero se hace sentir y se torna pesada sobre mi anhelado sentimiento de libertad. A veces tienes la sensación de ser una mascota o haber sido anillado como una rapaz a quien vigilar.
Al final apenas consumes algunas copas en toda la semana. La rentabilizas un poco a base de cervezas y agua mineral. Para el snack de pequeñas consumiciones como perritos, sencillísimas hamburguersas, patatas fritas y pastelillos ni lo uso.
El invento me recuerda la barra libre de una boda o un botellón comercializado. Acabas aborreciendo las consumiciones.
Otra cosa es el comedor. La comida del último día la sacamos de contrabando a base de pequeños "hurtos": un melocotón al bolsillo, un pastelito al bolso, un pequeño bocadillo a la mochila... había que procurarse la comida del último día (fuera ya del plazo del todo incluído) a base de porciones. Al final no nos cabía el botín en la nininevera de la habitación e incluso hemos ido terminando poco a poco en casa los restos de víveres acumulados.
No sé porqué pero la comida que no pagas sabe mejor.
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