Por Ucrania (Interpretación del Himno Nacional Ucraniano, por la familia Protsenko)

Desde hace años sigo en Youtube a Karolina Protsenko. Esta niña ucraniana, que actualmente reside en Simi Valley (California) es un prodigio como violinista, cantante, youtuber y blogger. La jovencísima violinista toca su instrumento con pasión y su sonrisa es contagiosa. Ya virtuosa para su edad (catorce años) empezó a tomar lecciones de violín en 2015, cuando solo tenía seis años y su familia se había mudado a los Estados Unidos. Comenzaría a tocar en las calles de Santa Mónica (California) en el verano de 2017​  realizando pequeñas interpretaciones de canciones pop contemporáneas. En diciembre de 2016 inició su primer canal de YouTube y actualmente administra sus tres canales de YouTube y sus cuentas de redes sociales en Facebook e Instagram (supervisadas por sus padres, también músicos). Su base de seguidores ha crecido hasta 5 millones en más de 50 países en menos de 2 años. A partir de 2018, tiene más de 2 millones de suscriptores en su canal de YouTube, y sus videos en YouTube y otras páginas de medios han sido vistos más de 500 millones de veces. También ha llamado la atención de profesionales de prestigio. En 2019 la violinista y bailarina Lindsey Stirling, considerada por Protsenko como uno de sus modelos a seguir, reconoció su talento y la alentó a continuar con su trabajo.

He presentado al personaje; pero lo que quiero realmente exponer son los sentimientos que me inspira esta niña a la que miro tocar hasta saltárseme las lágrimas. Llegué a su canal por casualidad, buscando música para uno de mis blogs. Esa tarde abandoné mi trabajo personal para ver uno tras otros los videos con sus covers. Me dejé llevar por el encanto de su sonrisa, por su entusiasmo por la música, sus movimientos acompasados, por el sentimiento de sus versiones y la calidad de sus interpretaciones. 

Normalmente toca sobre un fondo pregrabado en las soleadas calles de Simi Valley, con el fondo de un paseo flanqueado de locales comerciales muy transitado donde los peatones se paran a escuchar sus actuaciones callejeras. Escoge temas populares a los que da su toque personal, siempre con una calidad envidiable para sus años. Pero lo que más llama la atención es su audacia, su salto a la arena sin miedo a los leones del ¡qué dirán! (por otro lado, poco puede temer que la juzguen mal: es imposible). Su eterna sonrisa, su cuerpo moviéndose instintivamente al son de la música (podría mejorar en los movimientos, pero, si decidimos pedirle todo, concedamos que no sea "todo ahora y a la vez"; tiempo tendrá. De momento no se corta en absoluto: baila como quiere ¡y no lo hace mal! Otra cosa es alcanzar la perfección y la gracia de su admirada maestra Lindsey Stirling). ¡Y su voz, maravillosa! No se prodiga mucho en el aspecto vocal; pero su voz, en la estela de la prodigiosa voz de su madre, es maravillosa.

Su popularidad es enorme. El éxito como influencer (limitado a los cover musicales) enorme. Sus cifras de seguidores impactantes. Obtiene calificaciones de 5/5 en las encuestas y su simpatía resulta arrebatadora.  

A golpe de clicar enlaces en su canal he llegado a su infancia. Una interpretación con cinco años en pijama acompañada por su padre a la guitarra con cinco años me ha cautivado. 

Pero el motivo de incorporar a mi blog este personal icono musical y personal tiene que ver con el video que toda su familia dedicó a interpretar el Himno Nacional de Ucrania poco después de iniciarse la agresión de la potencia vecina.

Desde EEUU, su particular guerra de autenticidad contra las manipulaciones y mentiras que emplea el gobierno ruso. Presidente Putin, nada se puede hacer contra la autenticidad y sencillez de los ucranianos que desde cualquier rincón del mundo nos recuerdan que su país está siendo atacado y la libertad  en el mundo es perseguida de nuevo.

 

Presidente Putin, sorpréndase. Los golpes de tambor de un niño de dos años y la entrañable interpretación de una familia ucraniana en un país extranjero tienen más fuerza que su terrorífico arsenal nuclear.