Me gusta, a eso de las 12 de la noche, descargar la edición digital de EL PAÍS y leer casi en la vigilia las noticias del día siguiente. Disfruto del pequeño privilegio de conocer con antelación lo que la mayoría de los lectores (en prensa escrita) leerán ante sus cafés varias horas más tarde. No siempre lo consigo. Hay días en que las saturación de noticias en la redacción, o las expectativas de una noticia de última hora, posponen hasta muy tarde la edición digital y no lanzan el ejemplar on line hasta que se resuelve el asunto. O quizá haya supervisores más concienzudos que se toman más tiempo... Lo suelo intentar a partir de las 12:00 (alguna vez incluso está antes y ha habido veces que ya estaba en la red a las 11:30), pero muchas veces, a las 123:30 aún no está en línea y acabo dormido, conformándome con leerlo al día siguiente, como la mayoría de los mortales.
El sábado, 24 de abril de 2021, fue uno de esos días en que la edición digital estaba lista a medianoche. Así que bajé mi ejemplar y le eché un vistazo entre las brumas del sueño que ya me asaltan en esas horas. Una noticia llamó mi atención. Uno de los titulares ( a tamaño -size- de por lo menos 30) resumía el fallo del tribunal supremo de Brasil confirmando que el juez Moro fue "imparcial" y en su juicio a Lula y por tanto su fallo (se supone) se mantendría. Pero, he aquí mi sorpresa, que cuando leo la bajada o subtítulo afirma que el fallo supone una victoria judicial para el expresidente que podrá volver a ser candidato. Puesto que la sentencia de Moro le invalidaba, si fue imparcial, ¿como es posible que le rehabilite en su derecho a la candidatura? La contradición implicaba una errata de las gordas. Y al leer el cuerpo de la noticia lo confirmé ¡Seguro que es por las prisas de la edición digital! -pensé-. Y me emplacé para, al día siguiente, bajar la edición definitiva y comprobar que no me equivocaba yo, sino el periódico...
Aliviado, comprobé que en la edición del día siguiente el error había sido rectificado. Y, personalmente, satisfecho de ser un lector crítico. Al menos esta vez, cacé el gazapo. Pero cada día hay menos que se dan cuenta... Y no es vanagloria, es pena...
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