Camino Mendocino: Guadalajara -Usanos
La iglesia de Santiago en Guadalajara está próxima al Palacio del Infantado. Se trata de un templo del s. XIV gótico-mudéjar que antes fue iglesia conventual del monasterio de Santa Clara. Sobre la nave central conserva un original artesonado mudéjar e interesantes pinturas (Capilla gótica de los Dragones).
Pero -ya sea por covid, ya por escasez de fieles, ya por escasez de tiempo del párroco- está la mayor parte del tiempo cerrada. Cuando me planto ante su fachada me he de conformar con leer el mural explicativo y contemplar su pared de ladrillo y piedra que envuelve una portada clásica en piedra realizada en el s. XVI. Un cartel anuncia que este lunes 5 de abril abrirá a las 20:15 para la Santa Misa de Difuntos. Dejaré su visita (y el sello de la credencial para otro día). Me pierdo, por tanto, la belleza del interior y el saludo a la imagen de Santiago en un lateral del altar mayor.
Son las 8:30 y luce ya un sol espléndido. El tiempo promete ser primaveral (es la época), pero seco. Sobre un banco, en la calle Teniente Figueroa, me ajusto la rodillera; no me fio de como va a responder la rodilla, de ahí que este primer tramo sea tan corto (unos 15 km.)
Comienzo allí, con mascarilla naturalmente, mi pequeña peregrinación (con mascarilla puesta naturalmente, aunque espero quitármela en cuanto abandone la ciudad). Paso al lado del Palacio del Infantado y desciendo por la calle Madrid pasando por la iglesia de los Remedios y la Escuela de Magisterio (en la recibimos clase fuera de la pandemia los que cursamos Universidad para Mayores). Continuamos hasta cruzar el río por el nuevo puente (al lado del Puente Árabe) e inmediatamente, cruzamos la carretera y avanzar por la CM-101, Carretera de Humanes, unos 50 m. antes de desviarnos a la izquierda por la CM-1002 que se dirige a Marchamalo salvando por un puente las vías del tren.
Voy a ser un poco minucioso al describir el trayecto ya, en ciudad, las señales son más difíciles de percibir y los primeros postes (que ya empiezan a aparecer) han sido vandalizados y tienen las placas arrancadas. Nos encontramos en el polígono Industrial del Henares, es decir, rodeados de naves y talleres. En la primera rotonda, tras el puente, tomamos a la derecha la c. Cristóbal Colón. En la siguiente rotonda tomamos la tercera salida (así lo anunciaría mi GPS), es decir nos desviamos a la izquierda para seguir por la CM-10 y en la segunda bocacalle (calle Guadalajara-Jalisco) giramos a la derecha y 100 m. después a la izquierda por la calle Livorno. Continuaremos por un carril paralelo a la carretera de Marchamalo (CM´1002) que en poco más de un km. nos conduce hasta la rotonda de entrada a Marchamalo (al frente, tras la rotonda de entrada, nos encontramos el supermercado Ahorramás). Siguiendo la c. Guadalajara llegaremos finalmente a la Plaza Mayor, donde están el Ayuntamiento y la iglesia.
Realizo una visita breve a la iglesia que está abierta. Media docena de señoras de avanzada edad rezan lo que parece ser un rosario. Me dirijo luego al ayuntamiento donde me sellan la credencial amablemente y me desean buen camino.
La ruta prosigue por la calle La Iglesia (en un lateral del Ayuntamiento) para incorporarse a la calle Guardia Civil (hacia la carretera de Usanos CM-1002), pero me equivoco y continuo la calle Val, lateral a la Iglesia, hasta el Canal de Henares. Como no hay bien que por mal no venga, esto me sirve para conocer el Salto del Arroyo del Val e informarme un poco sobre esta obra de ingeniería hidráulica. 250 m. más abajo siguiendo el curso del agua me incorporo al trazado de la ruta y continúo hasta la glorieta de intersección entre la carretera de Usanos (C-1002) y Fontanar (C-1008).
Tras cruzar la rotonda, encontramos al otro lado un tranquilo área recreativa (importante: tiene fuente ¡ y funciona! No encontraremos agua hasta Usanos a 9 km). Por el costado derecho sale el camino a Carracolmenar, y lo seguiremos durante unos dos km. (atentos al puente sobre la R2 al que se accede desviandonos a la derecha a unos 300 m. de la rotonda).
Una vez llegados al otro lado, la soledad me acompaña hasta Usanos. No veré un alma en 9 km. Durante algunos kilómetros se comparte camino con algunas rutas senderistas: Ruta 7 (Carracolmenar Arroyo del Val) y Ruta 10 (San Cristóbal - Camino de Fontanar).
Durante unos dos km. el camino asciende suavemente durante unos 2 km. hasta casi alcanzar la carretera C-1002, que dejamos atrás al tomar un desvío a la derecha. En este último tramo aún estamos a tiempo de tomar una bella fotografía de la campiña en torno a Guadalajara que se extiende, toda verde, a nuestras espaldas.
Nos encontramos ahora en una pista (La antigua carretera de Uceda) que seguiremos durante 4 km. Es un bello pasaje en el que disfrutaremos en solitario de bosques de roble y encinas, jaras en flor y manchas de retama por nuestra izquierda; mientra a la derecha se suceden los campos verdes de cereal.
En un momento dado aparece cruzando el camino ante mí, a unos 50 m, un animal que no logro identificar (inicialmente me pareció un zorro por su larga cola, pero por su perfil diría que se trataba de un hurón o similar). Me quedo quieto y el animal, que me percibe entonces, también. Nos contemplamos durante medio minuto sin movernos. No me atrevo a coger el móvil para hacer una foto por temor a romper la magia del momento. Luego, tranquilamente, vuelve a internarse en el monte. Esos son los privilegios de una travesía en solitario. Si hubiera ido con alguien, difícilmente habríamos pasado inadvertidos.
Encuentro más tarde una granja a la que rodeo (caballos, cabras, ovejas -una negra, que no podía faltar- y ¡perros, muchos perros! que no cesan de atosigar al caminante desde el otro lado de la alambrada largo rato). Un kilómetro después el camino abandona el arroyo del Val y se va aproximando a la carretera en la que desemboca a la altura de una nave agrícola. Desde ahí, llaneando por la carretera hasta Usanos, al que llegaremos en algo más de un km. En el pueblo, seguimos la calle de la carretera hasta el ayuntamiento. Tengo la esperanza de encontrarlo abierto para que me sellen la credencial (no es el caso, y tampoco está abierto el centro social que hace de bar, por descanso semanal -adiós cerveza-). Mi gozo en un pozo. No me queda otra que esperar a Charo, mi mujer, que vendrá a recogerme un par de horas después en la moderna ermita del Traspaso y la Soledad, que se alza poco después de la salida del pueblo al lado de la carretera por la que accedimos (CM-1002). Allí, tumbado sobre las losetas blandas de caucho y a la sombra del castillete de madera de un parque infantil echo una siestecita bajo los olivos velado por "Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite."
Llevo una guía de la ruta, pero -excepto para confirmar alguna duda- no es realmente necesaria. El camino está suficientemente señalizado y los postes indicadores se mantienen intactos a partir de Marchamalo.
NOTA: El trazado del camino no pasa por esta ermita. Es un apaño para pasar la espera. El rumbo oficial te indica desviarte por la calle Oriente, a la altura del Ayuntamiento, hacia las afueras del pueblo. Allí desde el campo de fútbol comienza el camino hasta Fuentelahiguera.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
Fachada de la Iglesia de Santiago, en Guadalajara; comienzo de esta ruta jacobea. Esas pintas tenemos los peregrinos actuales.
Primera flecha amarilla del camino a la entrada del Polígono Industrial de Henares.
¿Será casualidad que el taller de fundiciones Silva que fabrica las tapas del alcantarillado en Marchamalo tenga una concha peregrina?
El Canal del Henares, a su paso por Marchamalo, a la altura del Salto del Arroyo del Val.
Junto al área recreativa en la salida de Marchamalo (Parque Tormentas) nos indican dos rutas senderistas en los alrededores. Compartimos parte del trazado con ellas.
En la intersección del Camino de Carracolmenar y la pista sobre la antigua carretera de Usanos (junto a la CM-1002) un poste de señalización con el diseño característico de este camino. Durante 4 km. el camino ofrecerá un aspecto similar a este.
Todo este monte es territorio de caza. Espeso y poblado de encinas y robles. Es un bosque cerrado con abundantes matorrales espinosos.
Comienza a florecer la jara, aunque la mayoría de los capullos duermen aún. En la foto una flor de "jara pringosa" (Cistus ladanifer). También aparece el laurel o estepa (Cistus laurifolius), de flores blancas, algo más pequeñas que las de la jara pringosa, y con hojas notablemente más anchas.
Tras rodear una granja perseguido por perros ladradores, una cerezo en flor despliega su lujuria foral al lado de otros árboles apenas vestidos con minúsculos brotes.
Poco antes de alcanzar la CM-1002, aparecen los campos de colza con su característico color amarillo.
Un cansado peregrino consulta su móvil... Este tramo acabó: "Charo ven a por mí cuanto antes ¡el bar está cerrado!
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