Era un escenario de barcos y puertos, de serpientes enroscadas, de grifos abiertos, de tapones expulsados de una botella cuyo cuello se convertía en un surtidor efervescente...
Muy cerca de mi boca susurró con voz aniñada una palabras en francés. Hablaba de amor y de deseo. Yo me retorcía en el sofá. Por un momento pensé que soñaba. Con los ojos entrecerrados vi aparecer una brillante redoma de cristal. Me desperté. Del fondo del armario surgió una voz: "Eau de parfum". Burlado, apagué el televisor.
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