jueves, 29 de noviembre de 2018

El cole de Cuéntame

Hace 17 años, en el curso 2001/02, este era el aspecto que presentaba una de las clases del colegio Antonio de Nebrija, en Alcalá (en concreto la de la Señorita Celia, jubilada pocos años después). Pero en realidad representa un ambiente mucho más antiguo. Pertenece a la serie de "Cuéntame" en uno de sus primeros capítulos. Los que cursaban sus estudios en el centro quizás recuerden el aspecto de las clases: las viejas puertas marrones con cristal, las anticuadas ventanas con marco de hierro, los antiguos percheros, las baldosas cuarteadas... Por algo escogieron al centro para el rodaje. Paula, una de las alumnas que cursaba entonces 1º de EP recuerdaba el olor a tabaco en la clase después de las maratonianas sesiones de filmación por las noches (cuando los alumnos estaban en sus casas) y, aunque dejaban la clase recogida y limpia al amanecer, el persistente olor del humo les recibía por las mañanas. Rosa, nuestra conserje, nos escribió sus impresiones en la página web del colegio:


"Por unos días el colegio ha servido de escenario para el rodaje de dos series de televisión: ¡Ala...Dina! y ¡Cuéntame!.
Las aulas se convirtieron en improvisados vestuarios, sala de maquillaje y despachos de productores y directores. Por los pasillos veíamos cables, cámaras, monitores, micrófonos, técnicos de sonido, de imagen y actores que pasaban atendiendo sus atareados teléfonos móviles, unas veces vestidos de una cosa y después de otra.De vez en cuando oíamos gritar a la ayudante de dirección llamando a los figurantes para que se prepararan para la siguiente toma y al director decir:
"¡Todos preparados! ¡Silencio! 1, 2, 3, 4, 5... ¡acción!...Toma buena. ¡Corten!"
Resultaba curioso ver todo lo que se monta para, a lo mejor, unos minutos de proyección.Una vez terminado el rodaje, los que habían cambiado todo, rápidamente, volvían a convertir el colegio en lo que era: las mesas en su sitio, los pasillos vacíos y el patio sin coches y camiones. De nuevo el silencio.Podemos decir que el centro ha tenido sus quince minutos de fama y lo podemos comprobar el día 24 de septiembre en ¡Ala ...Dina!, y los días 8 y 15 de noviembre en "Cuéntame"



(Colabora Rosa, nuestra conserje)





Fotos del rodaje de "Cuéntame" y "Aladina" en el curso 2001/02. Foto 1-2: clase de la Sta. Celia (una de las actuales de EI 5 años). Foto 3 la antigua sala de profesores (enfrente de las clases de EI 5 años).

Rescato esta vieja entrada que escribí en el blog del colegio porque acabo de leer en el periódico EL PAÍS que Ricardo Gómez (el entrañable "Carlitos") se retira de la serie televisiva. El actor está rodando el capítulo de su despedida. Detrás quedan 17 años de duro aprendizaje. Nuestra conserje me comentaba entonces que sentía cierta pena por aquel chiquillo que, lejos de casa y con los padres ausentes, pasaba horas y horas rodando en el horario en que los otros niños juegan o hacen tranquilamente sus deberes en casa. En el artículo en cuestión hace un repaso a su vida agradeciendo a todo el equipo que se portaran con él como auténticos padres y amigos. Ser protagonista, tan joven, es un privilegio y una carga. Parece que, al final, está satisfecho con su trabajo aunque eso no quite que sienta la necesidad de hacer cosas nuevas. 

Así pues, ahí va esta entrada como homenaje a un actor que creció con su personaje a cuestas. Te deseo suerte, Carlitos.  

domingo, 25 de noviembre de 2018

Caperotwtter y el Lobofacebook feroz

Un día la mamá de Caperotwitter le encargó que hiciera una visita virtual a su abuelita para enseñarle unas preciosas fotos de la tarta que acababa de hacer. La niña subió contenta a su habitación y abrió la tablet entusiasmada. Mientras enrutaba el dispositivo hacia el perfil de su abuela se entretuvo embelesada en los apremiantes mensajes de su cuenta de tiwtter, y se distrajo con las llamativas fotografías del bosque digital que poblaban su facebook. Perdió la noción del tiempo mientras veía vídeos de animalillos graciosos, de grupos musicales y de bromas divertidas. En ese bosque fascinante muchos de sus habitantes habían solicitado su amistad y ella, generosa, aceptaba su demanda sin reparos. Era hermoso tener tantos amigos. Lobofacebook, que había observado los hábitos exploratorios de la niña, obtuvo así permiso para introducirse en su círculo de amistades y compartir su espacio de confianza. Como era muy astuto había creado una cuenta falsa a nombre de su abuelita clonando el contenido de la despreocupada anciana; así que ahora, estaba escribiendo mensajes en su nombre y publicando divertidas fotos que llamaban poderosamente la atención de la niña.
Caperotwitter comentó asombrada una foto de su abuelita.
– ¡Abuelita, abuelita! ¡Qué vestido más raro llevas! ¿Por qué vas en bañador, si no estás en la playa?
– Es porque hace calor, Caperotwitter.       
Seguían llegando más fotos...
– ¡Abuelita, abuelita! ¿Por qué te quitas más ropa? ¿Vas a ducharte?
– Es porque así estoy más cómoda, Caperotwitter. Y tú deberías hacer lo mismo, verás que a gusto se está...
La última foto sí que era extraña.
– Abuelita, abuelita: ¿por qué eres tan peluda?
– ¡Ah! ¿Acaso tú no lo eres? No me lo creo. Envíame una foto desnuda para demostrármelo...

La niña se hizo la foto y se la envió. En ese mismo instante Lobofacebook devoró a Caperotwitter.

domingo, 18 de noviembre de 2018

La verdadera historia de la cigarra y la hormiga




La vieja cigarra se dejó caer, agotada, sobre una hoja abarquillada, su sillón favorito. La pequeña ninfa le escuchaba con atención.

– Escucha, querida. Te contaré mi verdadera historia para que sepas de primera mano y de fuente fidedigna los entresijos de ese cuento que los humanos llaman fábula y que cuentan a sus hijos con intención de educarlos en la moralidad y la sabiduría. Como verás no es más que una sarta de mentiras a cual más cruel que planta en el fondo de sus tiernos corazones la semilla de la avaricia y la crueldad. Pronto vas a enterrarte en el suelo y vivirás allí abajo, sujeta a las raíces que te alimentarán durante diecisiete años. Tendrás tiempo suficiente para meditar en lo que voy a contarte. Cuando pasado ese tiempo subas por el pozo que escavarás para salir de allí, realizarás la muda y te conviertas en cigarra adulta; entonces, por lo menos, sabrás a qué atenerte.

Ocurrió a principio del verano. Me encontraba subido en la rama de un olivo bien asoleado descansando un momento del duro trabajo de agujerear con la pequeña lanza de mi boca la corteza para acceder a la savia de árbol. La verdad es que después de sorber con mi trompa aquel zumo delicioso me apetecía relajarme cantando un poco. Ya sabes que soy tu padre y aquí empieza el primer equívoco de este cuento. Los humanos no saben distinguir machos y hembras en absoluto. Solo nosotros, los machos, cantamos y lo hacemos para enamorar a nuestras novias, como yo hice con tu madre. Entonces acertó a pasar por allí la hormiga. La miserable se las daba de hacendosa transportando granitos de trigo camino del hormiguero. Me encontró tomando el dulce refresco y con envidia me pidió un poco alegando que estaba sudorosa y, en pleno verano, solo nosotras las cigarras tenemos acceso al escondido grifo de líquido de los árboles. No me importó hacerle un hueco para que pudiera sorber las gotitas que quedaban en el borde de mi agujero. Pero no te creas que me dio las gracias, por el contrario me preguntó con un deje de malicia: 


– ¿Tú no guardas comida para el invierno?
– No lo necesito, te lo aseguro –le respondí asombrado. 

Me parece que no entendió la respuesta, pues vi se alejaba pensativa mientras sonreía con aire malévolo.

Continuó acarreando trigo y la siguiente vez que pasó a mi lado ni siquiera me pidió permiso, fue directamente a apropiarse del zumo que trabajosamente yo recolectaba. Todavía volvió otra vez más, y en esta ocasión, acompañada de una docena de compañeras del hormiguero que comenzaron a morderme las patas y subir por mi abdomen haciéndome cosquillas para que me apartara. Enojado, acabé por marcharme de allí no sin antes orinar en el agujero.

Instalado de nuevo en otra rama vino la comitiva de hormigas, decepcionadas por haber echado a perder su botín. Mi vieja conocida me interpeló: 


– Ya no tienes comida. ¿Qué harás en el invierno? Morirás de hambre... Mira nosotros tenemos un montón de trigo en el hormiguero. Podemos darte un poco para que sobrevivas, pero has de prometer que el verano que viene te lo pasarás escavando grifos de sabia en los árboles para nosotras. ¡Todo el verano! 

No respondí. Se quedaron un rato esperando que les suplicara, que les implorara por un poco de su comida. ¡Qué estúpidas! No saben nada de nosotros. Quizás ellas también se crean ese horrible cuento de los humanos sobre las cigarras. ¡Pero si no soportamos los granos; nos producen un terrible dolor de estómago!

Mi pequeña ninfa, se acaba el verano y pronto he de morir. Ya ves, ni siquiera llegamos al invierno para necesitar entones pedir comida a nadie. Es otra mentira más de ese humano llamado La Fontaine, del que pienso que no vio una cigarra en su vida. Me han dicho mis amigas que en su ciudad de residencia, París, no hay olivos y ya sabes que sin ellos no podemos vivir. 


Hace apenas unas semanas que ocurrió lo que te he contado. Desde entonces me he pasado casi todo el tiempo cantando para tu madre. Al final pasó lo que tenía que pasar y naciste tú y muchas hermanitas más. Ahora me despido, mi tiempo se acabó y empieza el tuyo. 

Recuerda, hija mía, crece bajo tierra para ser una buena y honrada cigarra. Sé dulce y alegre en la vida. No acapares, no seas avariciosa como la hormiga. No robes a los demás lo que tanto les ha costado conseguir. Celebra la música de tus alas. Ofrece tu canción al amor. Busca la verdad y no te creas las mentiras que te cuenten. Y ten mucho cuidado con las hormigas: intentan cobrar con intereses, esclavizan a todo el mundo. No hagas tratos con ellas. Perfora tus grifos de sabia lo más lejos de su territorio y no hagas caso de sus burlas, en el fondo te envidian profundamente.

martes, 13 de noviembre de 2018

Microargumentos

Voy a intentar resumir el argumento de algunas películas con una sola oración (alguna compuesta, eso sí). Este ejercicio forma parte de un curso sobre escritura creativa que estoy realizando.


- El bueno, el feo y el malo. 
 En realidad la historia de “El muerto, el otro muerto y el vivo”

- El Señor de los anillos. 
Es la historia de la móvil-adicción (te da poder, te localiza, te comunica y te vuelve invisible) en un contexto de fantasía.

- El increíble hombre menguante. 
Es la desdichada historia de un hombre que descubre un día que todas las cosas crecen a su alrededor.

- Jonhy cogió su fusil. 
Cuando Jhonhy volvió de la guerra dejó muchas partes de su cuerpo allí (aquellas con las que oía, veía, tocaba, andaba...).

- Encuentros en la tercera fase. 
La música es verdaderamente un lenguaje “universal”.

- El milagro de Ana Sullivan
El auténtico milagro no se hizo con la varita de un hada, sino con el tesón de una vida entera y la valentía de una mujer.

- Blade Runer. 
El día en que las máquinas mostraron sentimientos y dejamos de ser tan humanos.

- Dersú Uzala
Solo un viejo cazador, comprendía la Taiga.

- Luna de papel: 
Es la historia de una niña que decide que Tatum O'Neal sea su padre.

- 2001, una odisea espacial. 
Un hueso volador convertido en nave automática dirigida por un ordenador loco llega no se sabe dónde, ni se sabe cuándo.

- Paseo por el amor y la muerte. 
Viaje por el amor y la muerte con paradas en ambas estaciones.

- El Séptimo sello. 
Cuando ganar es imposible, solo le queda a un viejo caballero posponer el jaque mate.

- El Club de los poetas muertos.
En aquel colegio inglés estudiaban a los clásicos pero les habían censurado una frase: ”Carpe diem “

- En busca del fuego. 
No nos hace humanos nuestra inteligencia, ni la tecnología, ni la tribu... tan solo el amor.

- Con faldas y a lo loco.
 Es un tratado sobre tolerancia patológica; eso sí, desternillante.

- Los cuatrocientos golpes. 
Después de huir de los cuatrocientos golpes de la vida, Antoine Doinel descubrió un mar donde olas incansables golpeaban contra la orilla aún más fuerte.

- Enemigo mío. 
Él era mi enemigo y yo su enemigo: teníamos ya mucho en común.